Lo que nos cuesta el low cost

Ayer casi me sacan un diente. Real. Bueno, real no, pero casi. Un peligro esto del black friday... Se nos está yendo de las manos lo de tener rebajas por todo. Así sin motivo ni conocimiento. Antes, había dos periodos bien diferenciados de saldos: los de Enero, para sobrellevar la cuesta y los de verano... para sobrellevar la vida. Ahora no, ahora hay días y días en el año en el que los gigantes de la economía tiran los precios. ¡Y hale, a gastar! Ojo, que yo siempre he sido muy de hacer apología del consumismo, pero es que no hay sueldo que aguante todo esto.
 Acabamos de dejar ahí atrás el Black Friday y sólo tres días después llegó el Cyber Monday. Y a mayores, en medio del año, nos encontramos con la noche blanca, los mid season, el día sin IVA y, como no, nuestras viejas amigas las rebajas de toda la vida. Y por ahí todo seguido. Lo que venga, lo que nos echen. Además, debo decir que aunque en algún caso nos pueda venir bien en lo que al bolsillo se refiere, los principalmente beneficiados son las grandes empresas, porque vete tú a decirle al pobre autónomo que montó su pequeño comercio en el centro, que tiene que estar cada dos por tres poniendo saldos. Se le va al tacho el negocio en dos días. Y repito, los consumidores mientras tanto, con la cartera temblando. 
Pero lo peor de todo esto es ver cómo a la gente se le va la olla máximamente y se pelean, literal, por llevarse tal o cual producto. Hacen colas interminables o incluso acampan en la entrada la noche anterior. Dan empujones, se ponen agresivos y retan tanto a otros clientes como a trabajadores. Pues miren, no me parece. Además que es un aburrimiento el bombardeo de publicidad al que nos someten con el tema, hombre... ¡Yo llevo no sé cuántos días con la bandeja de entrada del hotmail petá!  Porque será que los vendedores tienen miedo de que a mis treinta años sufra de un trastorno importante de la memoria y me recuerdan, in-ce-san-te-men-te que vaya a comprarme cosas, que están al 25 de descuento. Uy, que ganga. Como para meterse a un piso, eh... En fin, por lo menos que nos sirva para sacar una enseñanza en la vida: yo, a la próxima liada de éstas, me llevo el bucal de rugby puesto. Que la ortodoncia me salió muy cara... 

Lo que nos cuesta el low cost

Te puede interesar