El feísmo de aldea

No sé cómo se puede tener tan mal gusto arquitectónico. Quizá éste no sea el mejor término a usar, porque a lo mejor deberíamos hablar de diseño decorativo en cuanto a construcción se refiere, pero eso ya es divagar en nomenclaturas y es lo que menos viene al caso. 

El hecho es que el otro día iba yo de camino a Catabois en bus, ya saben que esa es mi condena, (lo del bus, digo) y como por vías urbanas hay que ir a un máximo de cincuenta, pues tuve la gran oportunidad de fijarme en las casas de una zona, digamos, semi rural. 

Que ningún exaltado me muerda la yugular y me la siegue de un tajo, porque esto no va de atacar a la parte de fuera de puertas como se decía cuando mis padres aún gateaban. 

Pero lo cierto es que la estética que impera en cualquier ciudad, Ferrol incluido teniendo además en cuenta lo impresionante de los diseños de Ucha, dista de la que se suele ver en lugares más campestres creados en la Galicia de  las últimas décadas. Qué feas son esas casas, por favor. Qué ridículo histrionismo y qué mal organizadas están en cuanto a habitabilidad. Bochornoso todo.

Que alguien me explique por qué el color que predomina en las fachadas es el coral, que no debe haber en la tierra peor elección. Que me arrojen luz a por qué las escaleras que conectan un piso y otro están por fuera. Que me digan en qué nos ayuda una fuentecilla con un niño meando en todo lo alto, si esto no es Bruselas. O por qué el chiringuito montado para tareas de bricolaje tiene la misma importancia dimensional que la vivienda en sí. 

Todo esto juro que no es una pajaretada mía, sino que otros ojos lo han observado con anterioridad. Algunos de ustedes habrán visto una serie basada en Sketches que dan en la TVG llamada “Era visto”. Es sencillamente desternillante en cuanto a las tramas. Yo soy fan. Pero lo que me gustó desde el primer día que la vi es que refleja todo esto que estamos hoy comentando. Que no es nada nuevo, vaya. 

La reconstrucción del medio en el que transcurre la serie podría asentarse en Neda, Sigüeiro o Beluso. El sitio es lo de menos porque la idiosincrasia es la misma. Y la estética que emana, también. Cierto que en mi caso estoy acostumbrada mayoritariamente a vivir en ciudad y la prefiero por encima de todo, pero de lo que hablo es otra cosa, simplemente tiene que ver con el buen gusto. O la falta del mismo, como prefieran. 

Ya no entraré en la típica decoración interna, porque eso es harina de otro costal y además me gustaría vivir unos añitos más antes de que me linche algún ofendidito que no se está enterando de la misa a medias.

Por favor, pongamos fin a esto, que parece que ya en ello estamos. Edifiquemos con lógica, buena mano y los ojos abiertos. Que el pantone es muy amplio y hay mejores elecciones que el salmón para vestir nuestros templos. He dicho. 

El feísmo de aldea

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