GOBERNAR NO ES IGUAL QUE HACER PROMESAS

Esta semana es decisiva para ver si Pedro Sánchez consigue formar gobierno o si tiene que tirar la toalla. Hasta aquí, los pasos han sido escasos y los acuerdos sólo sobre principios generales, evitando crear escollos. Ahora viene lo difícil: fijar objetivos concretos, poner números a las ideas, ajustar el déficit público, fijar el techo de gasto, decidir si hay partidas de la deuda que no se pagan, concretar de dónde se va a sacar el dinero para todo lo que se quiere hacer... Y hablar de Cataluña, del País Vasco, del derecho a decidir, del (o los) referéndum... Y, sobre todo, saber si el PSOE quiere gobernar con Ciudadanos y la abstención de Podemos, que también tendría un precio, un alto precio, o con Podemos y la abstención de Ciudadanos, que no parece que Rivera la acepte.
Si Sánchez pacta con Ciudadanos, el Gobierno que se forme será absolutamente inestable y estará en minoría porque le van a disparar desde la derecha y desde la izquierda. Si pacta con Podemos, con el apoyo crítico de Ciudadanos, la inestabilidad estará dentro del Gobierno y dentro del PSOE.
Y si Sánchez no logra la investidura, estaremos ante unas nuevas elecciones de las que, previsiblemente, saldrá un gobierno... allá para septiembre. Y en esa ocasión no estará Sánchez al frente del PSOE... y no debería estar Rajoy al frente del PP. Su silencio y su falta de medidas contra la corrupción que acosa a su partido le inhabilitan para presidir un futuro gobierno. Lo mismo que su incapacidad para buscar soluciones en Cataluña o para buscar acuerdos con el resto de los partidos. Un PP sin un Rajoy crispado y que crispa, y un PSOE liderado por alguien con sentido de país y que no ambiciones el poder a costa de lo que sea, podrían entenderse con Ciudadanos y sacar adelante un gobierno de emergencia que acometiera las reformas imprescindibles. Sólo en una cosa tiene razón Rajoy: necesitamos un gobierno ya. No podemos esperar hasta septiembre. Si Sánchez no lo logra y el PP elige otro candidato, a lo mejor estamos a tiempo de evitar perder nueve meses y que la situación económica nos devuelva al pozo del que todavía no hemos acabado de salir. De ellos depende.  
 

GOBERNAR NO ES IGUAL QUE HACER PROMESAS

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