Envidia e intolerancia

Hay palabras de moda en estos tiempos como la intolerancia, el populismo, el radicalismo o la involución. También la envidia. A veces van unidas entre sí. Cada vez somos menos tolerantes con quienes discrepan de nosotros, con quienes son diferentes, con quienes piensan de otra manera o quienes hacen las cosas de otra manera. Esta sociedad políticamente correcta, muchas veces hipócritamente correcta, donde hay que medir las palabras para no ofender, rechaza a muchas personas que aportan aire fresco, que se comprometen y que quieren abrir caminos. España ha castigado casi siempre la innovación, el emprendimiento y ha preferido vivir de papá Estado. Todos funcionarios. Uno de los déficits de nuestra Constitución es que descentralizando el poder hemos aumentado el número de funcionarios, de organismos públicos, de empresas públicas donde han colocado a personas afines, no por criterios de mérito sino de carné. Y hemos relegado a la iniciativa privada a una economía subsidiaria.

Una prueba de la intolerancia son los ataques que recibe la iniciativa de conmemorar los 500 años de Leonardo da Vinci con dos exposiciones. Ambas las ha impulsado el conocido y brillante presentador de “Pasapalabra”, Christian Gálvez, que hace ocho o diez años “descubrió” a Leonardo, que desde ese momento se ha dedicado a investigar ya escribir sobre él y que ha montado una excelente exposición didáctica y cercana sobre el genio italiano, jugándose su dinero. Y que ha movido a la Biblioteca Nacional a sumarse al proyecto, lo que, por cierto, ha ayudado a multiplicar el número de visitas a esa gran casa. Christian Gálvez podría haberse dedicado al famoseo, a estar en todas las fiestas de la farándula o a escribir estupideces. Y a vivir del dinero que se ha ganado como un excelente profesional. Pero no lo ha hecho. Y le han masacrado.

Quien ha comisariado la exposición de la Biblioteca Nacional le llama, sin ningún respeto, “un tal señor Gálvez”. Una asociación que dice representar a 500 catedráticos dice que quién es Gálvez para montar una exposición si no tiene títulos ni estudios suficientes. Otros dicen que las exposiciones son caras y requieren muchos recursos. Christian Gálvez, que forma parte del Leonardo DNA Project, grupo internacional de estudio sobre Leonardo, acompañado por otros empresarios expertos en montar exposiciones, ha invertido su dinero en acercar a Leonardo al gran público. Como ha escrito Manel Loureiro, Gálvez tiene el pecado original de “no haber pasado por los cortijos de la Universidad pública”. Y el de ser popular y, sin embargo, cercano y el de invertir en cultura.

La Intolerancia no es solo la de los CDR que cortan carreteras. Ni la de los que montan grupos violentos antifascistas “para parar a Vox”, ni la de los que acosan al juez Llarena. La intolerancia es también la de los que rechazan que alguien pueda tener una idea y jugarse todo para llevarla a cabo. Paso palabra.

Envidia e intolerancia

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