Además del calor, habría que hablar (mucho) de...

El calor en verano no es noticia, aunque sí pueda serlo que los focos de temperatura máxima se han multiplicado casi por dos en los últimos treinta años. A mí, personalmente, no me gusta ni hablar ni menos quejarme del calor cuando entramos en el mes de agosto, porque lo lógico es eso: que vayas abrasándote por la vida, aunque los grados varíen en una comunidad o en otra. Pero estoy seguro de que no es de esto de lo que han hablado los presidentes autonómicos este viernes, al amor del aire acondicionado, en San Millán de la Cogolla.

Porque los temas tratados -cuando escribo, la reunión no ha concluído aún_han sido muchos y muy serios. Lo peor, a mi entender, la patente descoordinación entre unas autonomías y otras, fenómeno especialmente grave cuando vemos que este fin de semana habrá millones de desplazamientos en busca de las anheladas vacaciones o de regreso de ellas: este trasiego no dejará de influir en las cifras ya alarmantes de contagios. Porque en las Comunidades Autónomas ocurre con los rebrotes del maldito virus lo mismo que con el calor: que en unas hay más y en otras menos, aunque haya en todas. Y que unas CCAA’s lo combaten mejor y en otras, peor.

El desconfinamiento y la ‘nueva normalidad’ han hecho patente, y cómo, esta asimetría autonómica a la hora de abordar los problemas, aunque en ningún caso se haya advertido una especial sensibilidad para fomentar la solidaridad como nación, no como mero terruño: hay quien ha querido dificultar la llegada a la Comunidad propia de viajeros procedentes de otras autonomías más ‘infecciosas’, o hasta implantar un carné de ‘sanos’ y ‘menos sanos’: ¡y luego nos quejamos de que el doctor Simón, en una de sus frases más infelices, haya dado la puntilla al turismo alegrándose de que no vengan turistas británicos a contaminarnos!

La descoordinación territorial –menos mal que Urkullu, que es un buen político, acudió al final a la ‘cumbre’ de las autonomías, lo que no hizo, allá él, Quim Torra– ha sido tan patente que se escuchan voces pidiendo el regreso al mando único. Algo de lo que, claro, el Gobierno central no quiere ni oír hablar. Que cada palo aguante su vela y los ciudadanos, además de aguantar todas las velas, acumulen muchos de los palos.

Pero no es el momento, cuando se anuncia un desplome récord del PIB, un número de nuevos parados sin precedentes, de andarse, como hace tan equivocadamente Torra, con politiqueríos. Al margen del buen tono que hace olvidar las horribles sesiones de control parlamentario, los resultados de esta Conferencia de Presidentes Autonómicos, quizá la más importante de las celebradas hasta ahora, tienen que ser tangibles, concretos, sólidos y duraderos. No sé si se han dado cuenta nuestros padres de la patria, pero ahora necesitamos nuevos comportamientos por su parte. Sin esperar a que el termómetro baje.

Además del calor, habría que hablar (mucho) de...

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