Un test para Casado

Apenas se habla de la nefasta gestión del accidente del vertedero de Zaldívar, en Vizcaya –los cuerpos de los dos trabajadores sepultados siguen sin aparecer– pero los medios del País Vasco y los del resto de España no hablan de otra cosa que de la defenestración de Alfonso Alonso, hasta la fecha líder del PP en aquella comunidad. Gran favor para el PNV. La elección de Carlos Iturgaiz como cabeza de lista de la coalición del PP con Ciudadanos completa la noticia y de paso el presumible desconcierto de la parroquia de los populares vascos.

Entre las diversas fórmulas para amarrar un acuerdo entre partidos la elegida es la que más daños colaterales ha provocado. Siendo razonable la intención -sumar centro y derecha para hacer frente a la hegemonía de los nacionalistas- las peculiaridades de la política vasca no ayudan a entender que prescindir de Alonso que ha sido ministro y alcalde de Vitoria pueda sumar muchos votos. Ya digo, no parece una operación llamada a tener éxito. De todos es conocido que aunque en el acuerdo con el PP se diluye, en el núcleo del ideario de Ciudadanos figura la abolición del concierto y otras singularidades del País Vasco.

En la salida a la crisis parece que ha pesado y mucho el factor personalista de la cuestión. Alonso protagonizó en su día un enfrentamiento público con la influyente Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz parlamentaria del PP vinculado con el sector más afín a la línea que representa José María Aznar. Y ahora Alonso se ha quedado solo. La apuesta de Pablo Casado ha sido un gesto de autoridad que en apariencia cierra la crisis pero lo hace a reserva de lo que pueda pasar el próximo 5 de abril. Si el resultado de las urnas, como apuntan las encuestas, es desfavorable a la flamante coalición, será una doble derrota para la dirección nacional del PP.

Algo parecido, en otro registro puede pasar en Galicia. Allí, Alberto Núñez Feijóo ha resistido la presión de Génova 13 para incluir en las listas del PP a candidatos de Ciudadanos. Su expectativa es renovar la mayoría absoluta. Será una tarea titánica porque tiene en contra a siete partidos, si lo consigue seguirá blindado frente a las “injerencias de Madrid”, de otra manera, al haber subido tanto la apuesta puede perder más de lo que en apariencia está en juego. En las elecciones autonómicas de Galicia y el País Vasco el PP en general y Pablo Casado en particular se juegan mucho más de lo que salta a la vista.

Un test para Casado

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