Un año revuelto

En el mundo de la política el año se despide tras arrumbar algunas certezas. Hace doce meses nadie podía pensar que Mariano Rajoy dejaría la Presidencia del Gobierno para recuperar su olvidada rutina de registrador de la propiedad. Y pocos se habrían atrevido a pensar que Pedro Sánchez, líder de un partido con 84 diputados, acabaría 2018 como inquilino en La Moncloa. La política es lo que sucede mientras hacemos cábalas o confiamos en las predicciones de los periódicos. Muchas de ellas erradas porque la política española está entrando en una fase de cambio que nadie había previsto. Es lo que pasa cuando nos guiamos por el retrovisor.

Pero ya nada es lo que fue. Para muestra, ahí está la irrupción de Vox con la que nadie había contado. Hace un mes en Andalucía y el año que viene pude que también en el resto de España. Los ciudadanos van por delante de los políticos. Quizá porque cada vez esperan menos de quienes todo lo prometen –desde acabar con los desahucios a asaltar los cielos– y al final resulta que siguen los desahucios pero ya no los vemos retransmitidos por la televisión. 

Abraham Lincoln sale al encuentro. Se puede engañar a todo el mundo algún tiempo. Incluso se puede engañar a algunos todo el tiempo. Pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo. En esa fase agoniza hoy el año para un partido como el PSOE que ha visto como la estrategia de apaciguamiento seguida por Pedro Sánchez en relación con los dirigentes del separatismo catalán les ha pasado en Andalucía la factura más dolorosa: perder el poder. 

Nadie, empezando por Susana Díaz pensó que algo así podía pasar. Pero está pasando y por primera vez en más de treinta años el Parlamento andaluz tiene ya una presidenta (Marta Bosquet, Ciudadanos) que no es socialista. Luego vendrá todo lo demás. Y en ese “todo” va incluido el levantamiento de las alfombras. Lo que parecía imposible ha dejado de serlo. 

En las elecciones de mayo las izquierdas podrían estar a las puertas de perder sus actuales mayorías en ayuntamientos y comunidades. Y dado el sistema de lista única en la elección al Parlamento europeo, Vox podría dar la campanada. 2019 va a ser un año revuelto. Sobre todo si se repite lo que sucedió en Andalucía al día siguiente de las elecciones cuando Podemos sacó a su gente a la calle para protestar por el resultado de los comicios en un intento patético de ocultar su retroceso.

Un año revuelto

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