Sánchez, tarde

Los virus no entienden de política. Van a lo suyo. Por delante de las medidas que tomamos para atajar su extensión. Pero avisan. Primero en China y después en medio mundo y con especial virulencia en Italia. Nuestros vecinos han sido y siguen siendo el espejo en el que debería haberse mirado el Gobierno de España para implantar medidas capaces de anticiparse a los contagios.

De ése aprender de lo que están haciendo en Italia debería haberse derivado la decisión de aplazar las manifestaciones del 8 de Marzo. Miles de personas en contacto cuando ya en España -- sobre todo en Madrid -- había muchas personas contagiadas. Primó la política, la canonización laica de una fecha dedicada a la defensa de la igualdad de derechos de la mujer -- causa justa donde las haya --, pero que se podía y se debía haber aplazado trasladándola a cualquier día de otro mes cuando ya la epidemia hubiera remitido. Como se anunció, por cierto dos días después aplazando las Fallas de Valencia hasta la segunda semana del mes de julio. Se podía haber hecho con el 8M, pero primaron otros criterios.

Decía Georges Orwell que en ocasiones hay que decirle a la gente lo que no quiere escuchar. Esta era una de ésas ocasiones. Otra, la que habría impedido que tres mil aficionados del Atlético de Madrid viajaran al Reino Unido para asistir al encuentro con el Liverpool. Cuando se organizó la expedición Madrid ya había sido declarada zona de riesgo. La victoria épica conseguida por los colchoneros no habría quedado empañada por el hecho de que sus seguidores hubieran visto el partido a través de la televisión. Hay que felicitar al entrenador Simeone, al portero Oblak ,a Llorente, a Morata y al resto de jugadores del equipo pero eso no impide subrayar la irresponsabilidad de las autoridades que permitieron la expedición de tres mil hinchas procedentes de Madrid, la zona de España dónde más casos positivos de contagio por el coronavirus. Gobernar es tomar decisiones. Y no todas son ni comprendidas ni aplaudidas.

Como ministra de Igualdad debería haber evaluado los riesgos derivados de la convocatoria de las manifestaciones del 8M. Sobre todo la de Madrid. A la señora Irene Montero, como ciudadana contagiada por el coronavirus, la deseamos una pronta recuperación. Del ciudadano Pedro Sánchez, presidente del Gobierno hay que decir que ha tardado en reconocer públicamente la gravedad de la pandemia y su incidencia en España.

Sánchez, tarde

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