Franco y las elecciones

Si Pedro Sánchez no vuelve a mencionar a Franco a lo largo de lo que queda de campaña hasta los comicios del 10N podríamos pensar que toda la parafernalia montada alrededor de la exhumación de los restos del dictador ha sido el último acto de una puesta en escena ajena a posibles réditos electorales. Cuesta creerlo dada la sobreactuación de la vicepresidenta Carmen Calvo, que parece haber convertido este episodio en el culmen de su aportación a la vida política.

Reflexionando sobre el fondo de la cuestión surge una duda que podría plantearse en forma de pregunta, esta historia ¿le aportará algún voto al PSOE? No está claro aunque hay quien opina que puede movilizar a votantes perdidos. Tal vez quienes fueron antifranquistas, votantes que hoy tendrán más de 63 años. Y están los jóvenes. Sobre todo los de edades comprendidas entre los diez y ocho y los treinta que no conocieron a Franco y que lo que saben de él procede sustancialmente de lo que han visto en la televisión. Por lo que sabemos del análisis de las orientaciones generales del voto es un segmento de población cuyas preferencias se orientan más hacia Podemos que hacia el PSOE, aunque puede que alguno tenga intención de cambiar. En ese registro cobra sentido el reproche de Pablo Iglesias acusando de electoralismo a Pedro Sánchez de quien ha llegado a criticar que no hubiera aplazado la exhumación hasta una fecha posterior a los comicios de noviembre.

El Parlamento votó en su día a favor de la retirada de los restos de Franco de la tumba del Valle de los Caídos y posteriormente han sido los tribunales quienes han sentenciado que la decisión del Ejecutivo se ajustaba a Derecho. Nada pues que objetar más allá de la sospecha que proyecta una celeridad en la ejecución del traslado que rezuma aroma electoral. En el relato diseñado por los asesores de Sánchez primaba el interés por el espectáculo político-televisivo. El ministro del Interior había dicho que se llevaría a cabo con “sigilo y discreción” pero la televisión pública fue emplazada a cubrir el acontecimiento con un despliegue similar al del 23 de Noviembre de 1975 el día en el que el cadáver de Franco fue enterrado en el Valle de los Caídos. El discurso de Pedro Sánchez a la hora del telediario deja en el aire el aroma de una apropiación partidista del acontecimiento. Sánchez tenía tres años cuando murió el dictador, pero hizo de arqueólogo, se apropió en exclusiva de la memoria del cenotafio que ha quedado en Cuelgamuros.

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