Campaña infame

ue los dirigentes de Podemos   siembren cizaña contra Felipe González entra dentro de los parámetros de un grupo que ha llegado a incrustarse en el núcleo de poder del Estado merced al uso industrializado de la demagogia. Que a la campaña para intentar humillar al ex presidente del Gobierno se hayan sumado desde ERC a Bildu pasando por los también separatistas de JxCat o el PNV entra también dentro de la lógica cainita de los dirigentes de estas formaciones que nunca han podido superar el enorme complejo de inferioridad ante la figura histórica y el legado político del único dirigente que en la España reciente ha sido y sigue siendo reconocido solo por su nombre. Para el resto hay que completar con los apellidos.
Lo que resulta sorprendente es que Sánchez que es secretario general del PSOE no haya salido a defender el buen nombre de quien llevó a su partido a gobernar en España durante catorce años con algunas de la cotas de respaldo electoral más elevadas de nuestra historia democrática. 
A Sánchez le pesa y se le nota el rencor. Felipe apoyó a Susana Díaz en las ya olvidadas primarias. En general, Sánchez no soporta las críticas y lleva muy mal algunas opiniones de González en relación con el hecho de haber traicionado la clave de sus promesas electorales  para después meter a los comunistas en el Gobierno. Vistos los bandazos, órdenes y contraórdenes de unos ministros respecto de otros lo más venial que se podía decir era lo que hace unos días dijo Felipe. Que a veces el Ejecutivo recordaba al camarote de los hermanos Marx. Fue decirlo y en las redes sociales y, cómo no, de las cadenas afines se desataron todo tipo de improperios apoyados en un supuesto documento de la CIA de 1984, ahora desclasificado, en el que con base en informaciones periodísticas se le relacionaba con el nacimiento de los GAL. Resulta irónico que Podemos otorgue credibilidad a la misma CIA que trató de engañar al mundo asegurando que Sadam Hussein disponía de armas de destrucción masiva que jamás fueron encontradas. A Iglesias y a sus socios de investidura que nunca han solicitado una comisión para investigar los más de 300 asesinatos de la ETA pendientes de esclarecimiento y juicio les encantaría poder humillar al ex presidente del Gobierno reabriendo un caso que en su día fue juzgado y sentenciado. Aunque Sánchez guarde silencio cabe esperar que en el Grupo Parlamentario Socialista todavía queden diputados con el valor suficiente para impedirlo.

Campaña infame

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