Las fake news

ltimamente los gobiernos hablan mucho sobre la difusión de noticias falsas, lo que ahora se llama popularmente las  “fake news”. Pero, ¿es tanto como se dice?
La realidad es que desde que apareció la imprenta las noticias falsas y la manipulación siempre han existido, por lo tanto, sería un error pensar que es algo nuevo o algo inventado  por Trump como piensan algunos mal intencionados.  
Hay que tener en cuenta que siempre es el dueño de la imprenta el que decide los contenidos que deben ser publicados; siempre ha sido así y tampoco cambiará mientras los grandes medios estén en manos de grupos de poder. Ocurre que antes los dueños de la imprenta eran pequeños empresarios o personas individuales. Ahora no. Ahora son los bancos, los grupos financieros, los gobiernos, los servicios de inteligencia y toda una serie de individuos que ni siquiera aparecen en los medios. Aunque buscando en “San Google” se pueden conocer los nombres de algunas de las más famosas familias que controlan los grandes medios impresos y también los audiovisuales.  
Así que, como decíamos, son los dueños de esos holdings mediáticos los que imponen la línea de lo que se debe decir o escribir. Y eso conduce a la manipulación. Sobre todo cuando tratan puntos geopolíticos calientes, pues es en ellos donde estos medios construyen falsas realidades para hacer avanzar ciertas agendas. Y eso nos lleva a dos realidades distintas: la real sobre el terreno y la que fabrican los medios para nosotros. 
Por lo tanto,  los reporteros que suministran las noticias desde esos lugares –en caso de que los hubiera, porque últimamente las realidades se construyen directamente desde los centros de poder–  están obligados a ceñirse a los criterios del medio para el que trabajan. Y si algún periodista osara decir la verdad duraría en su puesto de trabajo lo que un merengue a la puerta de un colegio, sus jefes inventarían cualquier excusa para justificar su “cese”; lo que nunca le dirían es que fue por cumplir con el deber de informar con veracidad.  
Por eso hay quienes afirman que la profesión de periodista hoy en día es una de las más degradadas, porque informar no es precisamente el objetivo principal de los grandes medios; hoy la posverdad es más importante. Lo que realmente cuenta es construir realidades mediáticas para crear una opinión pública que favorezca ciertas hojas de ruta tanto políticas como económicas.
Y podríamos poner infinidad de ejemplos. Pero solo hablaremos de uno: Brasil ¿Cómo es posible que en ese país ganara Bolsonaro, dado que las encuestas daban como ganador a Lula si el establishment local le hubiera permitido presentarse? Aquí podemos ver claramente el rol que han jugado los medios para cambiar el voto de la gente. Porque aun estando Lula fuera de la contienda la lógica indica que debería haber ganado el candidato que lo sustituyó en el Partido de los Trabajadores y no Jair Bolsonaro. 
Es obvio que la intoxicación desinformativa en los medios juega un papel decisivo en estos tiempos; aunque en algunos países más que en otros. Hoy la mentira corre más rápido que la verdad. Tan es así, que incluso se están utilizando estrategias de largo plazo para cambiar la visión de la gente sobre la política y los políticos.
Prueba de ello es que existe un gran esfuerzo por instalar en la sociedad la idea de que todos los políticos son iguales, de que todos son deshonestos y que solo van a lo suyo. Y eso tampoco es así. Lo cierto es que los promotores de esa idea lo hacen para que interioricemos ese mensaje. Un mensaje, por cierto, muy peligroso, porque puede ocurrir que con la desconfianza y el enfado la gente vote en un momento dado por  personas o partidos y después  lamentar su decisión.
En estos tiempos no es fácil construir mecanismos mentales que puedan evitar la manipulación. Aunque bien es cierto que la Internet es una alternativa, pero aun así, hay que tener cuidado porque también existe mucha bazofia en el ciberespacio.  
Nadie ha dicho que sea fácil buscar la verdad o conocer la realidad que hay detrás de cierta información. Pero es obligación de cada persona intentarlo para no hacer de ventrílocuos de otros.

Las fake news

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