Componendas y coyundas

Llevamos varios meses soportando pacientemente una farsa política que ya cansa. Lo peor es que no podemos exculpar a nadie de no haber participado en ella. Aunque eso sí, unos más que otros. 

Se podría decir que la interpretación del presidente del Gobierno en funciones ocupa un lugar destacado, porque las negociaciones que llevó a cabo con Unidas Podemos fueron una gran puesta en escena que bien podría haber quedado registrada en el libro Guinness de los records. 

Y, sin embargo, les debe mucho a los de Iglesias. Cualquiera que analice objetivamente lo ocurrido en los últimos años se dará perfecta cuenta de que Pedro Sánchez nunca hubiera llegado a donde está sin la contribución directa o indirecta del Podemos original. Ni siquiera hubiera recuperado la secretaría general del partido después del golpe de mano, urdido en su contra por los “bolsonaros” del aparato. Porque fue precisamente el avance electoral de Podemos lo que hizo saltar las alarmas en las bases socialistas, despertándolas para apoyar a Sánchez y rechazar a los golpistas. Así que Pedro, aunque ya no se acuerde de nada, le debe mucho a Pablo.

Después de todo hay que reconocer que Pedro Sánchez, al César lo que es del César, es un buen jugador y un magnífico corredor de fondo. Es mucho Pedro. Primero trató de seducir a los de Rivera, pero como éstos no se dejaron se dedicó a preparar una suerte de contrato “especial” para los de Unidas Podemos, con el objetivo de culpabilizarlos de un fracaso que ya estaba escrito en la letra pequeña del convenio; aunque Iglesias parece que no la leyó. 

Algunos se preguntan ¿para qué tanto teatro? Todo tiene su explicación. Es cierto que Sánchez podría ahorrárselo y haber dicho la verdad. Pero decirla no da votos. Y la verdad de la buena es que desde hace tiempo el “socialismo” europeo, aunque de eso nadie hable en los medios, abrazó de lleno el liberalismo económico y el cultural, lo cual imposibilita a Sánchez a negociar con Unidas Podemos algo que contradiga tales compromisos; por lo tanto, sus amagos con ellos son para recuperar los votos perdidos de su partido. 

La realidad es que Sánchez demostró que solo estaba interesado en una coalición de “figurantes”. Nada serio. De hecho, sus voceros ya andan pregonando a los cuatro vientos que la propuesta hecha a Unidas Podemos ya no está sobre la mesa. En realidad nunca lo estuvo, porque lo que les ofrecía eran cajas de regalos vacías, engaños pueriles para que votaran su investidura.

Como Sánchez ha demostrado ser un político con habilidades especiales –como casi todos los políticos de ahora– para transformarse según la situación, sigue abierta la posibilidad de que vuelva a intentar negociar con Ciudadanos. Y aunque los de Rivera no estén por la labor, porque lo suyo es ocupar el espacio vital del PP, no hay que descartar nada, más cuando ya el Financial Times los está presionando para que apoyen un gobierno socialista. 

Por lo tanto, un acuerdo con Unidas Podemos se torna complicado. La agenda económica socialista no es la misma que la que barajan en la formación morada. A no ser que éstos decidan aceptar algún ministerio a cambio de nada. Ser ministro mola mucho. Aunque eso significaría tirar al contenedor de la basura el ideario que dicen tener; Syriza lo hizo en Grecia.

Por otro lado, si los de Rivera finalmente accedieran a pactar un gobierno de coalición con Sánchez, ese pacto podría resultar electoralmente letal para los socialistas. En tal caso los grandes beneficiados serían sin lugar a dudas los de Unidas Podemos, puesto que tendrían posibilidades de que en las siguientes elecciones se llevaran la mayoría de los votos de izquierda. Y eso Sánchez lo sabe.

Por lo tanto, para al presidente del Gobierno en funciones lo ideal sería que se votara su investidura sin asumir riesgos con nadie para así poder continuar con su estadía en la Moncloa.
Así que, las interpretaciones vodevilescas de este guión, muy a la española por cierto, todavía no han terminado. ¿Qué nos deparará la próxima escena? Nadie lo sabe. Aunque visto lo visto puede llegar a superar las anteriores. Por lo pronto las tablas ya están listas y el apuntador también.

Componendas y coyundas

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