La reconstrucción del PSOE

Llevará tiempo y no será una tarea sencilla. Los daños han sido importantes. Al bochornoso Comité Federal en el que Pedro Sánchez acabó dimitiendo, ha seguido el del domingo, donde por un significativo 59% contra un 41% se decidió abstenerse en la investidura de Rajoy. Subrayo lo de significativo, porque ese resultado deja claro lo que es algo más que una evidencia: el PSOE está roto y no solo entre los dirigentes, sino sobre todo entre estos y la militancia.
Ante esta situación, lo más prudente era optar por salvar los muebles y evitar unas terceras elecciones. Hacer de la necesidad virtud debieron pensar los dirigentes que han preparado el terreno para que el Comité Federal adoptara la decisión de abstenerse. A muy corto plazo, la tarea de la dirección del PSOE es conseguir que en esa votación de investidura no haya demasiado desmadre. Y aunque va a ser difícil que los siete diputados del PSC acaben votando no, eso sería asumible. Pero si a la indisciplina de los catalanes se unen la de otros diputados que ya han anunciado que se mantendrán en el no a Rajoy, la imagen del PSOE se seguirá deteriorando.
A medio plazo, lo que debería hacer el partido es ir a un congreso donde se repensara el proyecto socialdemócrata, abandonado en los últimos años, no solo por culpa de Sánchez sino sobre todo de Zapatero, y volver a ser un partido de gobierno. Para conseguirlo sería fundamental que el PSOE entendiera que su adversario no es el PP sino Podemos, que quiere presentarse como el único referente de la izquierda.

La reconstrucción del PSOE

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