La batalla de Madrid

La salida abrupta de la vida política de Cristina Cifuentes ha hecho que la importancia de las elecciones para elegir tanto a quien sea el alcalde de la capital, como al presidente de la Comunidad crezca exponencialmente. Todos los partidos se preparan ya para una batalla que se prevé dura y determinante para lo que vendrá después, que serán las elecciones generales.
Quien peor lo tiene es el PP, por varios motivos: en primer lugar, porque corre el riesgo de perder el gobierno en una de las comunidades más importantes. Las encuestas publicadas en las últimas semanas dan a Ciudadanos como vencedor, con una distancia cómoda sobre los populares, lo que conllevaría que el partido de Rivera podría, desde la comodidad que le daría ser el más votado, elegir socio para gobernar.
Además, el PP, tras la marcha de Cifuentes tiene que designar candidato, no solo para la Comunidad, sino también para el Ayuntamiento. Algunas filtraciones provenientes de las filas populares apuntan ya al tándem formado por la vicepresidenta de Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y al vicesecretario general de Comunicación del PP, Pablo Casado. Habrá que ver si Sáenz de Santamaría, que siempre se ha dicho que aspira a ser la sucesora de Rajoy, quiere dar el paso de presentarse a unas elecciones autonómicas o municipales en las que el riesgo de perder es grande, lo que conllevaría un duro golpe a sus planes sucesorios.
Ciudadanos está ante la gran oportunidad de cosechar un triunfo de un calado importante, al menos similar al que supuso ser la fuerza política más votada en Cataluña. Si el partido presidido por Rivera consigue gobernar en el Ayuntamiento y/o en la Comunidad, esa sería la mejor rampa de lanzamiento hacia el triunfo en las generales. El PSOE y Podemos también se la juegan aunque por diferentes motivos. Los socialistas no pueden permitirse un mal resultado y los de Pablo Iglesias aspirarán, al menos, a quedar por delante del PSOE en la lucha que mantienen ambos partidos por ser el referente de la izquierda.