Una elección trascendente

los casi 3.100 compromisarios que el sábado tendrán que optar entre Soraya Sáenz de Santamaría o Pablo Casado para presidir el PP tienen en sus manos el futuro del principal partido del centro-derecha que ha gobernado en España quince de los cuarenta años transcurridos desde las primeras elecciones celebradas tras la muerte de Franco.
Ese futuro no será el mismo si gana uno u otro. Es evidente que la ex-vicepresidenta del Gobierno supone la continuidad con el estilo que impuso Rajoy tanto al PP como a su acción de gobierno. Un estilo ceñido casi exclusivamente a la administración de la cosa pública, centrado en la recuperación económica, y desprovisto de ideología, o si se prefiere, de los valores y principios que caracterizaron al PP en la década de los años 90, cuando Aznar primero refundó todo el espacio del centro-derecha en el Congreso de Sevilla de abril de 1990 y seis años más tarde llegara al gobierno de España.
Por el contrario, Pablo Casado encarna mucho mejor que Soraya Sáenz de Santamaría la refundación que necesita el PP. No sólo porque supone un cambio generacional –el actual diputado por Ávila tiene 37 años– sino porque durante esta campaña de las primarias ha planteado un discurso ideológico que conecta perfectamente con lo que ha sido el PP durante bastantes años: la defensa de la unidad de España, poner en valor una institución tan importante para la sociedad como es la familia, la defensa de la vida, el apoyo permanente a las víctimas del terrorismo o la bajada de impuestos. Algunos tachan este discurso de conservador y que supone un retroceso respecto a lo que había defendido el PP en los últimos años, los de Rajoy al frente del partido. Quienes eso dicen son, fundamentalmente, los adversarios políticos o mediáticos de los populares, con lo cual, no sería muy difícil detectar quien acierta y quien no a la hora de plantear esas cuestiones que han sido claves en el ideario del PP.
Gane quien gane en la elección del próximo sábado tendrá la compleja tarea de recuperar a un partido que ha quedado anímicamente muy tocado tras ser desalojado del poder por Pedro Sánchez. Con unas elecciones autonómicas andaluzas muy probablemente a la vuelta del verano y con unas elecciones europeas, municipales y autonómicas en mayo del próximo año, el margen de tiempo para llevar a cabo esa recuperación será muy escaso. Y eso sin contar con el riesgo de fractura interna que se pudiera producir en el PP dependiendo quien resulte vencedor en este Congreso extraordinario. A esos efectos, el riesgo de quiebra interna si gana Sáenz de Santamaría será mayor que si el que se hace con la presidencia del PP es Pablo Casado. Este integra y une mucho más que su rival. Los compromisarios tienen la última palabra.

Una elección trascendente

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