La maduración de la caradura

La ministra de Economía fue para muchos, como lo fue en su día Pedro Solbes para Zapatero, el salvoconducto a la sensatez. Calviño estaba llamada a ser el enlace con Bruselas y la que no pocos creyeron que pondría cordura a un Pedro Sánchez radicalizado, casi “podemizado” cuando llegó al gobierno tras la moción de censura a Mariano Rajoy. En los últimos meses, sin embargo, ha dado muestras de que el poder, el consejo de ministros, tiene la capacidad de transformar a las personas. Nadie pone en duda el curriculum de la señora Calviño, pero hay que constatar, vistas sus actuaciones y su complacencia, lo poco que ha tardado en tirar por tierra su prestigio.

Hace menos de 3 meses, el 11 de julio, nos aseguró la ministra en funciones que el gobierno iba a revisar al alza la previsión de crecimiento de la economía española. Un poco más tarde, preguntada por la peor evolución que auguraban diversos organismos nacionales e internacionales dijo que el empeoramiento se debía a la “maduración del ciclo”. Unas semanas después, Calviño dijo que no se iba a revisar la previsión porque el Gobierno estaba en funciones y, finalmente, el 30 de septiembre, cuando el INE hacía público del cierre del segundo trimestre del año con un aumento del PIB de apenas 0,4%, la ministra decía que todo estaba en línea con lo previsto. Todo al más puro estilo Solbes, negando la evidencia y mintiendo a los españoles.

En todo caso, con ser ridículo y tendencioso este argumentario, lo peor es que no se hace nada. Incluso, lo que se dice que se va a hacer es para empeorar la situación. En este sentido, vemos cómo los socialistas manejan subir las pensiones, los sueldos de los funcionarios, el empleo público. Mientras, cae el consumo de los hogares y la inversión arrastrado al empleo y la deuda pública bate récord al situarse en julio en 1,21 billones. Estamos a tiempo de rebajar el golpe, pero no desde luego con un recetario de izquierdas que ya sabemos por experiencia que nos llevan al fracaso y a que los débiles acaben pagando la ineficacia e irresponsabilidad del socialismo.

La maduración de la caradura

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