La emergencia social puede esperar

hace ya más de dos meses, Pedro Sánchez presentó una moción de censura y la ganó. Arropado por independentistas y comunistas logró desalojar del gobierno a Mariano Rajoy.
Las razones del ahora inquilino de La Moncloa para dar ese paso fueron muy claras. España era un desastre, la recuperación no lo era para todos, especialmente mujeres, niños y mayores, la democracia era débil y se había hecho mal todo lo relacionado con Cataluña. Pedro Sánchez iba a traernos por fin una España feliz, rica, solidaria, plural. Vamos el mejor de los mundos.
La semana pasada en su primera rueda de prensa desde que llegó a la presidencia nos confirmó que esa España ya estaba aquí. Para Sánchez, este país ya no lo conocía ni la madre que lo parió. En dos meses, ya está todo en marcha y nadie va a sufrir ni penurias, ni discriminaciones.
Pero, hete aquí, que la realidad es otra bien distinta. España es la misma, incluso un poco peor. Han aflorado conflictos como el de los taxis, la inmigración descontrolada, la ausencia de techo de gasto y senda de déficit. Y, a más a más, no se ha solucionado nada absolutamente en Cataluña, donde los golpistas siguen con el mismo discurso metiendo a la economía de la autonomía en graves problemas por el descontrol, la falta de gobierno y la inseguridad jurídica para los negocios y el turismo. Y tampoco se ha cerrado ninguno de los anuncios que a bombo y platillo han ido haciendo los distintos ministros. Todo queda aplazado hasta septiembre. Hasta desenterrar los restos de Franco tendrá que esperar.
Hay que agradecer, eso sí, que por la falta de apoyos y de planes concretos, se hayan aplazado decisiones de gasto, subidas de impuestos, nuevos sablazos.
Cierto que algunas de las declaraciones han sido irresponsables y tendrán efectos, como lo está siendo ya el asunto del diésel en el sector del automóvil. La emergencia social parece que puede esperar.
Las vacaciones son inaplazables por lo que se ve. Cerrado por vacaciones, seguiremos gobernando en septiembre.

La emergencia social puede esperar

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