De Antoñita la Fantástica

El Gobierno aprobó el lunes el plan presupuestario para 2019 enviado a Bruselas. Las titulares de Hacienda y Economía lo presentaron tras la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros. En estas cuentas de Antoñita la Fantástica se presuponen unos ingresos que prácticamente nadie califica de realistas. Para empezar, los denominados ricos se supone que pagarán memos por la subida de IRPF y Patrimonio que los millones de españoles que tienen un coche diésel. Lo cual resulta sorprendente. 
En cuanto a la mal llamada tasa Tobin, el Gobierno calcula que ingresará 850 millones de euros lo que supondría recaudar el triple de lo que lo hacen otros países que la tienen o 1.200 millones por la tasa tecnológica. Además, aseguran que recaudarán 1.000 millones por la subida de las bases mínimas de cotización a los autónomos y a los 600.000 trabajadores que cobran el salario mínimo. Ahora vemos que con estas dos subidas –el salario mínimo a 900 euros (un 22 por ciento) mensuales por catorce pagas y aumentar la base mínima de cotización– ya no son los ricos los que van a pagar más.
El discurso de la izquierda es que con esta subida del SMI se pretende dignificar a los trabajadores con sueldos bajos. Lo que no se dice es porque 900 y no 2.000 y tampoco se explica que los empleos los crean las empresas, sobre todo pymes, que veremos si pueden mantener el empleo con estas subidas y se plantean incluso desprenderse de alguno. El espejo es que en Alemania, por ejemplo, la distancia entre el salario mínimo y el medio es menor que en España. No te dicen que el tejido productivo alemán tiene poco que ver con el español. La demagogia y el populismo se ha instalado y las consecuencias las veremos y las sufriremos todos, sobre todo los más débiles a los que dicen proteger.
Es muy importante tener en cuenta que ante las subidas de impuestos o de cotizaciones los agentes económicos no se están quietos. Por lo tanto, veremos que las previsiones de ingresos no se cumplirán y el agujero de las cuentas públicas subirá, encareciendo el coste del pago de la deuda y fomentando que la inversión y la riqueza huya literalmente de España. Al tiempo.

De Antoñita la Fantástica

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