Vaya semanita…

Lunes. Podemos pone en marcha una especie de referéndum para santificar la compra de la mansión de Pablo Iglesias. Esa humilde morada de 660.000 euros declarados y un anuncio que corre ya por las redes según el cual, unos días antes de la compra solidaria su precio era de 1.240.000 euros. Vamos que compró una ganga o algo sucedió en las negociaciones. Lo cierto es que como se tenga que ir para casa, a ver cómo la paga porque su sueldo anterior al de la política no le da ni para los productos de la piscina. 
Martes, el exministro Zaplana es detenido por blanqueo y adjudicaciones en su etapa de presidente de Valencia. El hombre guapo de la era de Aznar pone en un serio compromiso al que fue su partido. Una manzana podrida, una más y ya son muchas. Me consta el cabreo de muchos dirigentes populares y, sobre todo, el de miles de afiliados y votantes del PP, que ansían dejar atrás la lacra de la corrupción. Algunos se lo ponen imposible, pero, una vez más, la afición popular aguanta el tirón y mantiene a los azules a la cabeza de las encuestas. Sin toda la porquería que se está comiendo el PP, no puedo imaginar dónde estaría en las encuestas, pero rondaría los trescientos diputados. 
Para acompañar este día, el tal Willy Toledo se marca una rueda de prensa bajo un gran crucifijo para blasfemar de nuevo, en esta ocasión acompañado de algún teólogo asilvestrado y en las instalaciones de una parroquia cristiana. Una locura que ya no asombra a nadie.
Miércoles, el secretario de Estado de Hacienda es imputado en una causa que afecta a su época como alcalde. Mal momento porque los penitentes tenemos que ajustar cuentas con Hacienda y estas cosas no animan. De momento no dimitió y acusa al PSOE de argallar esta querella, que tilda de política. 
Jueves, operación en Cataluña con más de veinte detenidos por hurtar dinero público para dedicar al “procés “, o al menos eso dicen, al final algunas monedas se habrán quedado en los bolsillos de alguien como ya hizo la familia Pujol que sigue de rositas administrando su ilegítima fortuna. Para seguir con esta semanita, sale la sentencia de Bárcenas y su mujer, que traerá cola, porque no veo al personaje calladito y en prisión y menos si su mujer ocupa otra suite en una cárcel de mujeres. La tardía justicia llega a destiempo, pero llega y los españoles esperamos que llegue acompañada de la devolución de lo robado. 
Y para que nada falte, la diputada podemita en Santiago que se divierte acompañando a rompecoches y presumiendo de acta dice que no dimite, aunque se lo pidan el 85% de los mareantes. La coherencia de Podemos cotiza a la baja y en La Coruña los podemitas mandan a la Policía Local a cargar contra los ocupas. Sí, a cargar contra aquellos que defendía y a los que les puso alfombra roja para la ocupación. No se preocupen, en nada harán un referéndum para que sus bases les perdonen sus pecados y cumplan con dos de sus principios: 1. Donde dije digo, digo Diego y 2. No hagas lo que yo haga, si no lo que yo diga. Ya lo dijo Stalin: “no importa quien vote, si no quien cuente los votos”. 
Y acabo aquí porque el viernes no sé que nos caerá encima, pero me voy de viaje y prefiero no enterarme.

Vaya semanita…

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