Con Rivera no, con Bildu sí

Hace unos días hablábamos en esta misma columna de las múltiples pandemias que padecemos, sanitaria, política, social, económica etc. etc. Todas a la vez y, según la ciencia, estas enfermedades pueden dejar secuelas aún no tabuladas pero sus efectos secundarios podemos empezar a verlos con un esfuerzo mínimo. Hoy nos referiremos a la pandemia política que nos afecta y que está causando estragos. Quien no recuerda a una enfervorecida militancia socialista ante la sede de Ferraz, trufada, eso sí, de podemitas alborotadores, gritando “con Rivera no”. Le decían a Sánchez que no se le ocurriera pactar con Ciudadanos un gobierno centrado para sacarnos de la crisis institucional en la que estábamos inmersos y que nos llevó a la repetición electoral por la incapacidad de los partidos de ponerse de acuerdo. Cierto es que Sánchez no escuchó a su militancia e intentó sin éxito, formar ese gobierno Psoe-Cs que ansiaba la mayoría de los españoles, votantes del PP incluidos.

En ese momento histórico Rivera demostró su falta de talla política y abocó a Sánchez a formar un gobierno social-comunista que ahora, en el peor momento, estamos padeciendo y cuyas secuelas vamos a sufrir durante las próximas décadas. Es cierto que Sánchez no es de fiar, ahí están sus mentiras preelectorales en las que se hartó de decir que con Podemos en el gobierno no podría dormir tranquilo y que con Bildu no pactaría nada jamás de los jamases. La hemeroteca avala estas afirmaciones para aquellos que deseen comprobar la veracidad de mis referencias. Aquella beligerancia de la militancia socialista contra el pacto con Cs contrasta hoy con el silencio con el que aplauden los acuerdos con Bildu para la aprobación de los presupuestos, por más que Bildu grite a los cuatro vientos que su presencia en Madrid tiene como objetivo “tumbar el régimen” o sea, destruir los acuerdos de la transición y la Constitución del 78.

Hay que suponer que los militantes socialistas aprueban los acuerdos con los herederos de ETA, esos que nunca han condenado la violencia de la banda terrorista y que lidera el etarra Otegui. Manda huevos, que diría Federico Trillo otrora presidente del Congreso de los Diputados. Tampoco le hacen ascos los socialistas a los acuerdos con Esquerra Republicana, esos que pretenden romper España y que dicen desde la tribuna del Congreso que los presupuestos de España le importan un bledo porque no se sienten españoles. De rechazarlos, habrían gritado en las calles “con Rufián no”. Pero claro, lo que ocurre es que Sánchez pactó un gobierno con Iglesias, con el mismo que acusó al Psoe de tener las manos manchadas de “cal viva”, en referencia a los GAL y ello ante el silencio de los socialistas que parecieron aceptar la acusación con vergüenza y resignación. Teniendo en cuenta que la moción de censura la basaron en las corrupciones del PP y que el responsable económico del PNV esta en prisión por corrupción del partido vasco, también podríamos escuchar “con el PNV no” en las gargantas socialistas. Pero no. No escucharemos estos gritos porque el poder anestesia las conciencias de los puristas. Eso sí, Sánchez coge de una mano a Bildu y de la otra a Esquerra para decirle al PP que sus acuerdos con Vox en Madrid, Andalucía o Murcia son impresentables. Y miren ustedes, en Bildu se protege a los que apuntaban a la nuca de sus víctimas y en Vox está un Ortega Lara que sufrió el secuestro más largo de la banda terrorista, no se puede abrazar a un extremo para criticar al otro. En el medio, los españoles, auténticas víctimas y sufridores de tanto dislate político y, en un futuro próximo, paganos de la enorme factura que este gobierno nos va a dejar.

Con Rivera no, con Bildu sí

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