Más que palabras cardenalicias, y sin disimulo

Una cosa hay que agradecerle al Papa Francisco, y es que en su pontificado salen más cosas a la luz (no hablo de transparencia) que en los anteriores, que las habría. 

Es rara la semana sin noticias vaticanas con tintes, no digo escandalosas, pero casi; como es el caso que hoy nos ocupa protagonizado, otra vez, por el curioso personaje Cardenal Parolini que es, nada más y nada menos, el Secretario de Estado de la Santa Sede, es decir, no un cualquiera, aunque constante protagonista de intrigas.

Recordarán ustedes el poco claro acuerdo Gobierno Chino-Vaticano en el año 2018 que expira a finales de mes, por el cual a la Iglesia Chinas se le permitía ejercer su misión Evangélica en tal pais, aunque quedaba la duda de quién nombraba los obispos. 

Seguro que también van haciendo memoria de los problemas del desarrollo del acuerdo que el Vaticano siempre trató de ocultar al más puro estilo del Gobierno Chino y que nunca han tenido suficiente transparencia. 

La diplomacia siempre es compleja, pero la Vaticana lo es mucho más y con fama de ser de primer nivel profesional.

Y esto viene a cuento porque resulta que el mencionado Parolini tuvo una intervención pública el pasado día tres en la que habló sobre el referido acuerdo y cómo parece que las cosas no han salido bien, Parolini involucró como “hacedor” de tal acuerdo al Papa emérito Benedicto XVI, exonerando por tanto (lo digo yo) a Francisco, declarando que el emérito aprobó en su momento tal acuerdo que a casi nadie gustaba y menos a la Iglesia China. ¿Por qué lo dijo?, a saber.

El caso es que el Obispo emérito (demasiados eméritos en los líos) de Hong Kong, Cardenal Zen, acusa a Parolini de haber hecho un discurso “repugnante, lleno de mentiras” (ahí es nada) y continúa: Como Parolini no es estúpido ni ignorante, miente a sabiendas”. Palabras muy duras entre Cardenales y publicadas.

El cisma en esta Iglesia de Francisco, está cada vez más maduro. Quizás el título de la última encíclica “Fratelli Tutti” es muy oportuno, sobre todo hacia dentro. 

Pero Francisco cambiará y habrá más aventuras. Como el Capitán Trueno, continuará.

Más que palabras cardenalicias, y sin disimulo

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