Sin vergüenza

Este fin de semana visité a Celia. Celia es una mujer adorable, con cabellos de blanco de nube, que lleva tatuada en los labios una sonrisa nostálgica , comprensión de lo incomprensible, con la que suaviza un dolor del alma evitable... pero para ello habría que tener decencia.
Sus manos de 79 años acarician despacio una mantita que explica que calcetó cuando tenía fuerzas, cuando podía fácilmente levantarse del sofá y mirar por la ventana un horizonte de esperanzas. Hoy sus piernas, doloridas y enfermas, ya no la pueden mover...
“Mis huesos lloran” , me dice mientras le alcanzo unas zapatillas que ya sólo conocen el aburrido camino de un sofá a una cama y viceversa , senda sólo posible si un alma humana ejerce de bastón.
Sus ojos me llevan a la foto de Pepe, su marido fallecido hace ya muchos años del que le quedan, como cuenta, preciosos recuerdos y una pequeña pensión..., insuficiente para pagar esos medicamentos que ahora incomprensiblemente unos dirigentes sin alma le hacen pagar doblemente aunque para ella sea imposible: “Dejaré de tomarlos”, se lamenta, “qué más da, poco hago ya aquí...”.
Me cuenta que antes aún le daba parloteo la chica de ayuda a domicilio, “vivaracha y muy trabajadora”, que ahora no sabe por qué le han sacado, y tampoco tiene plaza en una residencia ni dinero para pagarse una privada.
 Y ahí me lo explica Celia, con sus bellos ojos, suaves a pesar de la soberbia prepotencia de esos tipos que hablan de copagos enmarañados en cifras de déficit .
Celia es sólo el déficit de gobiernos sin alma, de esos gobiernos que se autocomplacen en plenos sin pueblo para autohalagarse de sus palabras necias.
Y así , en medio del dolor horrendo de la infamia, somos gobernados por gente sin vergüenza.

Beatriz Sestayo Doce es abogada, secretaria general del PSdeG-PSOE de Ferrol y diputada autonómica

 

Sin vergüenza

Te puede interesar