¡INDIGNAOS!

Deseó para cada uno de nosotros que tuviésemos un motivo de indignación. Que nos arrancase de la apatía, del conformismo, de la derrota. Nos animó a tomar el relevo de los que, como él, habían luchado por una sociedad a la que no se avergonzasen de pertenecer. Debemos ser la levadura que hace que el pan suba, decía en ese manifiesto de reconfortante sencillez. Lejos de arengas grandilocuentes que acaban por sonar a propaganda sin alma. El discurso de Stéphane Hessel es el relato amable de uno de esos hombres extraordinarios de lucidez apabullante que habla desde la sabiduría de los años vividos y las batallas emprendidas.

Es el referente moral del último gran movimiento social en Europa. El ideólogo de los descontentos. Defensor incansable de los Derechos Humanos, nos recordó que somos responsables como individuos y ese compromiso debe hacer que nos involucremos en cuanto sucede a nuestro alrededor. Los retos no son los de su juventud en la Resistencia francesa, las amenazas son otras. Menos devastadoras en apariencia, pero igualmente significativas desde la perspectiva de la historia. Buscad y encontraréis temas que justifiquen vuestra indignación, les dijo a las nuevas generaciones con la esperanza de despertar su acción ciudadana.

Su mensaje se repitió en las calles, aunque apenas un puñado de los presentes en las protestas pudiese citar su nombre. No era la notoriedad sino la esperanza lo que perseguía a sus noventa y cinco años. Una esperanza amenazada por la violencia, no se cansaba de insistir. Proclamaba la insurrección pacífica. Y el humanismo. Ética y justicia por encima del pensamiento productivista. Que crecer no signifique ganar más dinero. Que no se nos inculque la doctrina de la competición, el desprecio al débil y la indiferencia ante la cultura. Temía un mundo en el que fuese imposible vivir. Creía en la unión y el entendimiento. En que nuestra ira contra lo injusto sigue intacta desde los años del nazismo. Porque la amenaza de la barbarie fascista no desaparece, cambia de nombre y de forma de manifestarse.

Imagino que con la muerte de Hessel ese libro de apenas treinta páginas volverá a los escaparates. Léanlo. Para no olvidar que podemos ser mejores.

¡INDIGNAOS!

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