Una protesta que se fue de las manos

No se andan con muchas coñas los franceses a la hora de afrontar un pulso contra las movilizaciones de los chalecos amarillos. El ejecutivo galo detuvo el pasado sábado a algo más de 1.400 personas, algunas de ellas de modo preventivo para intentar impedir que el caso se adueñara de las calles del país. Sin embargo, ni eso, ni la presencia de tanquetas, ni la de miles de policías fue suficiente para que la situación se normalizara. El Gobierno ya anunció que paraliza la subida de impuestos anunciada y que se aviene a negociar. Por el momento esto no parece suficiente para calmar los ánimos y, Macron está ahora mismo al borde de una moción de censura.

Una protesta que se fue de las manos

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