La tortura cafetera a los independentistas en el bar del Congreso

Los independentistas catalanes han salido de paladar fino. El exconseller Rull salió escandalizado de Estremeras y empezó a hacer públicas unas críticas gastronómicas demoledoras. “Las hamburguesas estaban tan quemadas que un día se me rompió el tenedor cuando trataba de partir una” o “casi todo era demasiado flatulento, un cocido de aquellos intensos, para entendernos”, fueron dos de sus memorables perlas.  Y es que claro, un colaborador del honorable fugado no es alguien habitual de los bares de menú del día, ¡faltaría más! A Rull se le ha sumado Jaume Alonso-Cuevillas –¡uy, ese apellido compuesto...! ¡Cómo suena a charnego!–, abogado de Puidemont y debutante como diputado, al que casi envenenan en el Parlamento, tal como denunció a través de Twitter: “Pido un ristretto (una modalidad de café expreso con muy poca agua) en el bar del Congreso y me sirven esto. Su medio litro de café súper corto, señor. Me costará adaptarme”. Habrá que contratar a George Clooney o a Juan Valdés como asesores de los baristas de la Cámara Baja, porque llevar el termo de casa no parece buena solución.

La tortura cafetera a los independentistas en el bar del Congreso

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