El plagio se llama ahora “coincidencias mínimas”

SI a las pérdidas económicas se les denomina “crecimiento negativo” y a la emigración por culpa del desempleo “movilidad exterior”, no hay que extrañarse de que el presidente del Senado, Manuel Cruz, califique de “coincidencias mínimas entre comentaristas” el plagio que realizó en su manual “Filosofía contemporánea”. Cruz copió y pegó párrafos enteros de hasta nueve filósofos de reconocido prestigio, por supuesto, sin citarlos ni entrecomillar sus palabras. Pero que no se preocupe, seguirá en la Cámara Alta. Vamos, ya lo han pegado al sillón presidencial con Loctite. Si se le ocurriese dimitir por incurrir en una práctica tan poco edificante qué sería de Pedro “La sonrisa” Sánchez, un auténtico mito viviente de los fraudes en los trabajos académicos.

El plagio se llama ahora “coincidencias mínimas”

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