EL protocolo tampoco es una materia que domine Pedro “La sonrisa” Sánchez. Hizo el ridículo en el palacio Real, durante la recepción con motivo de la Fiesta Nacional, cuando él y su mujer, Begoña Gómez, se pusieron al lado de los reyes para recibir ellos también el saludo de los invitados. Y volvió a hacerlo ayer en Bruselas. En un intento de “vender” sus Presupuestos trató de contestar a la pregunta que le había formulado un periodista cuando posaba para la foto oficial con Jean Claude Juncker. El presidente de la Comisión Europea lo cogió del hombro y no le dejó responder pues no eran ni el momento ni el lugar para hacerlo. ¡No me da aprendido! O plagia una antología de la cortesía y la ceremonia o se matricula en la pasantía de Jaime Peñafiel, el único hombre del mundo capaz de encontrar un defecto en una persona que para todos es modélica.