Ya se sabe que el progreso siempre viene de Francia. Que se lo digan a los catalanes cuyo honorable fugado sueña con que lo posea el espíritu de Napoleón y vive por la cara en Waterloo a ver si suena la flauta. Incluso ahora, en tiempo de la revolución informática, los franceses tratan de impulsar el progreso y Macron utiliza una aplicación informática que le permite controlar a sus ministros minuto a minuto. Que ande con ojo no vaya a ser que los hackers rusos se le metan en el programa y le monten una revolución de las otras, de las de cortar cabezas en la guillotina, que tanto se llevó por Francia en su momento.