El himno del Liceo ya necesita nueva letra

Lendoiro, autodidacta en sus inicios en el Ural, llegó al Liceo después de hacer unas prácticas, las propias de un becario, en la Federación de Balonmano. En el equipo de hockey se doctoró. Lo subió a lo más alto y lo dejó al borde de la desaparición. Entonces dio el salto al Deportivo, donde impartió magisterio. También lo hizo grande, muy grande, casi tanto como el agujero económico que dejó al marcharse. Ambos clubes, el verdiblanco y el blanquiazul, aún están sumidos en la penuria como consecuencia de su ejemplar gestión. Ahora han unido fuerzas –más bien las fuerzas las pone el Deportivo– para mirar hacia el futuro con optimismo. Tino será el jefe de todo, pero al menos el Liceo se librará de la amenaza del cierre. Eso sí, habrá que reescriibir la letra de su himno –“los campeones de hockey visten de verde y blanco”–, pues el equipo pasará a jugar sus partidos con los colores del Deportivo. Que todos los males sean esos.

El himno del Liceo ya necesita nueva letra

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