Habrá acuerdo, y si no lo hay, tampoco pasará nada

Empieza a resultar muy cansino lo de la política en este país. Entre lo de la investidura y los pactos a tres de PP, Ciudadanos y Vox, a los ciudadanos se les está acabando la paciencia y prefieren imaginarse en la playa disfrutando de las vacaciones que plantearse profundas cuestiones éticas sobre el bienestar del país. Y es que, a estas alturas, todo el mundo tiene más o menos claro que, de una manera o de otra, al final habrá entendimiento total. Ya sea a base de conceder ministros a los podemitas o transigiendo con incluir a Vox en el Gobierno, no quedarán, ni España, ni ninguna comunidad autónoma ni ningún ayuntamiento sin gobierno. Los partidos se juegan demasiado y cuando se dice demasiado hay que imaginarse la cantidad de dinero en subvenciones y demás ayudas que perderían en caso de volver a las urnas. Y no hablemos de todos esos afiliados que encontrarían por fin acomodo en la administración. Y lo peor es que, si esto no fuera así, por lo visto hasta el momento, tampoco se está tan mal sin Gobierno.

Habrá acuerdo, y si no lo hay, tampoco pasará nada

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