La gran amenaza de la masonería

La gran amenaza de la masonería

CUANDO Aramís Fuster se desnudó –metafóricamente, ¡por Dios!– ante España entera en 2016 y reconoció que no era bruja ni vidente, su cotización cayó en picado. Desde entonces se inventó algunas patrañas, pero siguió hundida en una sima tan honda como la fosa de Las Marianas. El mes pasado hizo un último intento de reflotamiento y anunció en Twitter: “Estoy en peligro de muerte, lo digo por si me pasa algo”. El mundo contuvo la respiración hasta que se ha presentado en la tele rodeada de guardaespaldas porque: “Tengo grandes secretos de la masonería”. Anda que no tendrán cosas mejores que hacer los masones que preocuparse por ella. FOTO: aramís fuster | aec

La gran amenaza de la masonería

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