La fiesta siempre es la fiesta

al final van a tener razón los frugales europeos. Y es que no tenemos remedio. Nos gusta más la fiesta que a un tonto un caramelo. Por eso, en las zonas de ocio nocturno es fácil ver a jóvenes y no tan jóvenes sin mascarilla y dando rienda suelta a la exaltación de la amistad, ayudados, cómo no, por el influjo del alcohol. Donde han ido un paso más allá es en Baleares, que ante el cierre de las grandes macrodiscotecas, algunos empresarios del sector se las están ingeniando para mantener la marcha, aunque sea en fiestas en residencias privadas, con un aforo máximo de cien personas y que duran hasta que interviene la policía. Incluso hubo uno que quiso ir un poco más allá y solicitó permiso para celebrar una boda al aire libre. El motivo no era otro que en el caso de las bodas, el aforo máximo de asistentes sube hasta los doscientos y él pensaba que así haría más negocio.

La fiesta siempre es la fiesta

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