Un examen sin un solo candidato

LA abogada Paloma Zorrilla es una mujer feroz. Parece Caperucita Roja –salvo en las ideas, que las tiene de otro color– pero si le ponen delante al lobo se lo zampa. Al menos eso es lo que hace con sus compañeros de las tertulias televisivas en las que es una asidua. Su paso por Vox ha sido efímero: quince días ha durado como militante, pues se ha dado de baja después de que el partido la expedientase porque su marido, ginecólogo, tiene una clínica abortiva. Tiene toda la razón la letrada, que para perder la costumbre lanza una buena dentellada: “Vox es un timo”. Y es que el intervencionismo en las vidas privadas gusta mucho en el partido de Santi Abascal, que contratará a una empresa privada para examinar a fondo a los candidatos electorales. Seguro que hasta miran si en los dedos tienen todas las falanges, un atributo sin el que es difícil triunfar en ese partido político. Quienes se van a aburrir son los delegados de la empresa en Galicia. No podrán estudiar ni a un solo candidato, pues aún no se conoce ni el primero.

Un examen sin un solo candidato

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