Estaba claro que toda la culpa era de los funcionarios

RECONFORTA saber que Iago Martínez, el Rasputín de Teis, es un tipo clarividente. Tendrá la cabeza permanentemente al servicio del mal, pero sabe muy bien lo que hay en María Pita, que no es otra cosa que un cuerpo de funcionarios infestado de orcos. Y reconforta también saber que participa de sus ideas un pilar de la Marea, nasía pa’ganá, como Xiao Varela, responsable de la Concejalía de Paseo de Bicicletas –camina por la calle con una como quien lleva al perro a hacer sus necesidades, pero jamás se le ha visto pedaleando–. Al pasar por la comisión de Transparencia para declarar sobre la compra de los dos pisos a un abajo firmante, aseguró que si había algún error, o sea, irregularidad, era culpa de los funcionarios. Ahora, una vez que el Consello Consultivo ha echado para atrás la operación, el edil se mantiene en su posición: toda la culpa es de los empleados públicos; de hecho, la jefa de Rehabilitación y Vivienda ya no tiene la cabeza sobre los hombros. Seguro que el alcalde en la sombra premió a Varela con un azucarillo y lo animó a que vaya pensando en otro negociete. ¿Plazas de garaje? ¿Trasteros?

Estaba claro que toda la culpa era de los funcionarios

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