A Cospedal le pasan una factura en diferido

MARÍA Dolores de Cospedal ganó de joven el muy heteropatriarcal concurso de Miss Feria de Albacete, título que con el paso del tiempo le valió para llegar a ser la imagen de una peluquería de Honduras. Después encaminó su carrera hacia asuntos menos bellos; se fogueó en Castilla-La Mancha y llegó a ser la secretaría general del PP y ministra de Defensa. Durante ese período se convirtió también en una armadanzas y no tuvo reparos en reunirse con el excomisario Villarejo, un hombre tan mutante que hizo de las cloacas su hábitat, poco después de que estallase el caso “Gurtel”. Lo recibió en la sede central del PP y el antiguo policía, cómo no, grabó la conversación. Las cintas salieron a la luz y la dejaron en muy mala situación; tanto que tuvo que renunciar a sus cargos y marcharse a casita. Ahora le han pasado otra factura, pues ha frustrado su fichaje por el despacho de abogados Hogan Lovells. Factura en diferido, como aquel finiquito que ella inventó para Bárcenas. FOTO: cospedal, en una pose muy de julio iglesias | aec

A Cospedal le pasan una factura en diferido

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