El celo profesional de la DGT no conoce límites

A los pilotos del helicóptero de la DGT a celo profesional no les gana nadie. Que tienen que aterrizar en una rotonda en medio de una carretera, pues lo hacen sin despeinarse. Todo sea por que un infractor no se salga con la suya. Miércoles. AP-9. El “Pegasus” sobrevuela los accesos a Santiago, vigilante, y caza a un conductor cometiendo graves infracciones. El hombre, portugués, circula a 210 kilómetros por hora y haciendo adelantamientos temerarios. El helicóptero lo graba y avisa a la patrulla de Tráfico. Pero los agentes piden el VAR, o sea, que les enseñen las imágenes para analizarlas con detenimiento. Así que, a falta de un método mejor, el “Pegasus” toma tierra en una rotonda de la autovía de Ames y cumple. Y el peligro al volante se lleva 550 euros de multa.

El celo profesional de la DGT no conoce límites

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