El campo de pruebas perfecto para el PSOE y Podemos

QUién le iba a decir al presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page, que un día estaría gobernando con los podemitas. Él, que se sentía integrante de ese grupo que no se rebajaría jamás a compartir mesa y mantel con los de Pablo Iglesias. Y ahora, por obra y gracia de un acuerdo capitalino y de los problemas de gobernabilidad que sufre la comunidad, lo que era no, se convierte en sí. Y lo curioso es que, a pesar del cambio de paso, su jefe, Pedro Sánchez, está que aplaude con las orejas. Y lo está por dos razones. La primera es que hace hincar rodilla a un barón, y eso siempre está bien. La segunda, porque tiene ante sí el campo de pruebas que necesita para saber si se puede fiar de los de la formación morada para constituir un gobierno de coalición.

El campo de pruebas perfecto para el PSOE y Podemos

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