Un cambio que sería un lujo asiático

LOEWE, cuyos productos no son precisamente los que se venden en un bazar chino, se ha metido en una guerra que no le va ser fácil ganar. La empresa de moda le ha pedido a la Real Academia Española que cambie la definición de la palabra “lujo”, cuyas acepciones son: “Demasía en el adorno, en la pompa y en el regalo; abundancia de cosas no necesarias, y todo aquello que supera los medios normales de alguien para conseguirlo”. Lujo empieza por “ele” y quienes velan por las palabras que comienzan por esa letra son los ocupantes de los sillones “ele” minúscula, Emilio Lledó Íñigo, y “ele” mayúscula, Mario Vargas Llosa, así que va a ser complicada cualquier modificación. No por el rechazo que pueda mostrar Lledó, sino porque si se produce el cambio a ver cómo le explica el premio Nobel a su mujer, Isabel Preysler, que es una desgarramantas. Se avecinan jornadas difíciles para el director de la RAE, el vilalbés Darío Villanueva.

Un cambio que sería un lujo asiático

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