La Historia presenta a Aquiles como el hombre más rápido de la antigüedad. De hecho, en la Grecia clásica lo alcumaban “el de los pies ligeros”, aunque paradójicamente nunca alcanzaría a una tortuga en una carrera. Aquiles era invulnerable; solo podía sufrir daño en un talón, donde le clavaron una flecha y murió. El talón era suyo, exclusivamente suyo, pero resulta que los humanos tenemos tendón de Aquiles. Al menos eso nos han enseñado los árbitros, que han expulsado a varios jugadores por patear tendones de Aquiles. Para que después digan que el fútbol es cosa de brutos. Hasta se aprende Anatomía.