Norman Parkinson, en la Fundación Barrié

Norman Parkinson: siempre con estilo” es el título de la muestra de fotografía de la Fundación Barrié, la cual, a través de 80 instantáneas, nos permite hacer un viaje, no sólo por la obra de su creador Norman Parkinson (Londres, 1913-1990), sino  por la estética de la moda y los mitos que alimentaron el imaginario del siglo XX, un mundo de elegancia y de glamour  y de personajes famosos como los Beatles o los Rollings, a lo que se suma su especial sensibilidad  para elegir  encuadres, donde la naturaleza sirve de entorno ensalzador del fotografiado.

Se produce, así, una  simbiosis entre refinamiento y naturalidad. y sus modelos aun llevando costosísimos trajes de las firmas de moda más importantes, lejos del típico y envarado cliché, parecen dialogar con la belleza  del lugar que las acoge. Un ejemplo claro es la foto de Audrey Hepburn acogida por una enorme mata de flores color magenta, se dijera que son ellas las que derraman su elegancia sobre el vestido rosa y la rosada piel de la actriz.  

Parkinson inicia su carrera en los años 30, con  fotos memorables como la de Vivien Leigh, pero es la que le hace a la modelo Pamela Minchin en traje de baño (1939), saltando en la playa como un aérea ninfa, la que –según confiesa– le pareció tan mágica que se convence de que tiene que ser fotógrafo. La revista Harpers Bazaar eligió su obra haciéndose de este modo pionero de un estilo denominado “realismo en acción”, pues sus protagonistas parecen participar de los actos de la vida y de lo que sucede en la calle. En los años 40 y 50 comienza a relacionarse con Vogue, conoce a la que será su esposa, la modelo y actriz Wenda, y deja fotos especiales de ella, como la que le hace  junto a un árbol, con fondo de las cataratas Victoria, o perdida en la lejanía frente a inmensidad de las cataratas Howick, o entre avestruces y montada en una de ellas en Sudáfrica; especial mención merece, por su afán de acercarse a la realidad, la foto Hobnails Inn (1951), en la que Wenda aparece en un pub de  Glouscestershire,, sentada junto a un típico paisano, con su jarra de cerveza y su tablero de juego; de estos años son también sus retratos de actores, como Gregory Peck, Montgomery Clift,  Ava Gardner o Elizabeth. Taylor.

En los años 60, los de la década prodigiosa, se adapta a los tiempos cambiantes y consigue transmitir el espíritu renovador e inconformista  de aquella juventud, cuyo icono son los Beatles; la foto Eas River Drive, con dos de sus amigos corriendo bajo el puente de Manhattan, como persiguiendo algo,  parece abrir, de modo emblemático, las ansias  de búsqueda de aquella generación.

En los  70 viaja por el mundo, para la revista Vogue y continúa fotografiando aquella nueva estética. En los 80 y hasta su muerte, (en 1990, cuando estaba haciendo una foto en Malasia), trabajó para la revista Town and Country y se dejó iluminar por fabulosas fantasías, con sus modelos en  las Seychelles, en Monumental Valley o en imposibles acrobacias. En toda su obra buscó –según dijo– “que las personas de este mundo sean más atractivas”.

Norman Parkinson, en la Fundación Barrié

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