Ya solo nos queda París

Mejor dicho, ya solo nos queda Rafa Nadal haciendo izar la bandera y emocionándose ante ella. Símbolo, cada vez más escaso, casi final, de una España que creyó en sí misma, que alegremente paseaba liberada y libre por el mundo y miraba al futuro con esperanza. Una España que unos españoles, desde la generosidad, el perdón, la autocrítica y la voluntad como de escribir hacia delante había puesto en marcha y avanzaba. Entonces, no hace tanto, el pasado no era el manantial del odio sino que la esperanza lo era del mañana. Las gentes no se miraban mal por unas siglas, no se dejaban de hablar por una ideología, discutían, pero sin por ello convertirse en enemigos y nunca pretender, como ahora, la dignidad de persona a nadie para otorgarle la de sabandija por pensar de otra manera.. Era aquella España de la que perdemos, a toda prisa memoria mientras agitamos nos revolcamos en otras anteriores de vesania, venganza y odio.

Algunos dirigentes políticos, comenzando por el insensato aprendiz de brujo Zapatero, abrieron la caja de Pandora y hoy las nuevas generaciones se mueven ya por ciénagas de pestilencias enfrentadas. Un día deberán rendir, y ante ellas mismas, cuentas de lo que han despreciado, pisoteado y escarnecido para sustituirlo por lo que alardean de ser “novedades” y resultan ser cuentos diluvianos y retales de desperdicios fracasados. Un día tales generaciones y sus responsables, le echen la culpa a quien quieran, habrán de cargar sobre sus propios hombros las miserias que ello mismos han creado. Un día aprenderán en su propias carnes que el futuro no tiene “la obligación” de ser mejor por ser, simplemente, mañana. Que eso depende de lo que se siembre, se labre y se abone. Que no está escrito que vaya a ser jauja y que puede salir torcido, cuesta abajo y al barranco.

Rafael Nadal, ese deportista que ha hecho fama y fortuna jugando al tenis como nadie, empieza a ser también alguien realmente único cuando de manera muy sencilla, que es lo contrario exactamente de la simpleza, dice: “Los españoles no somos conscientes del buen país que tenemos”. Y en su prudencia se queda corto, porque eso es verdad, pero hay más, los españoles estamos haciendo con sus delirantes actuales lideres al frente todo lo posible por joderla, por jodernos a todos y que la pregunta esencial ya empiece a ser aquella en la que tendremos que pagar royaltys al Perú. ¿Cuál fue el famoso día en que se empezó a joder España? Porque ese día fue, pasó y en esa obra de demolición seguimos.

Ya solo nos queda París

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