La baza de la cobardía

Con las encuestas decantadas por el triunfo del PSOE y cada vez más inclinadas a que pueda repetirse el gobierno con extrema izquierda y separatistas o girar a otro, por muchas declamaciones negatorias que ahora haga Rivera, con Ciudadanos, Sánchez y su chamán Redondo consideran que no está el tiempo para riesgos y no están dispuestos a que Pedro entre en el ring electoral, cara a cara, con Casado. Mejor una melé a cuatro, cinco o los que sean y se enturbie el agua todo lo que sea menester para que no se aclare nadie.

Los socialistas repiten como catecúmenos que en ese debate Casado-Sánchez “no tienen nada que ganar”, dando a entender que ya lo tienen todo ganado. Pero quizás se les escapa que ello lleva implícita otra derivada que puede tener consecuencias: El reconocimiento de la inferioridad de su candidato Vamos, que lo que están viniendo a decir es que a Sánchez le asusta el encuentro y teme salir desarbolado. Que tiene miedo.

Esa aceptación implícita de carencia de argumentos, de temor ante los del contrario, de reconocer que se carece de respuestas y, por supuesto, que se renuncia a derrotarle dialécticamente. O sea, que dando el combate por perdido lo mejor es huir del mismo.

Puede que, y vistos los precedentes parlamentarios y como se desenvuelve el líder popular ante las cámaras y, aún más, las muchas cosas de las que Sánchez no quiere oír hablar, tengan razón en escoger esa baza y que supongan que siempre será menor el desgaste de la incomparecencia que el ir y salir malparado. Cuentan además que dado el control ejercido sobre las televisiones amigas u “okupadas” el asunto no tenga la resonancia dañina que tendría si se convirtiera en elemento reiterado y recurrente. Mediáticamente en esto del agitprop la derecha no le llega ni a los tobillos a la izquierda.

Pero al decantarse por la baza de la cobardía, Sanchez@Redondo no dejan de entregarle una carta importante al rival y que por bobón que el PP sea en estas lides no aprovechen el flanco y la oportunidad que ello supone. Bien explotada puede ser una contundente arma de campaña y dejar impresa de manera contundente en la opinión pública la cobardía Sánchez y el reconocimiento de que no se atreve a debatir frente a frente con quien es el otro candidato con posibilidades reales de ser presidente del Gobierno. Es más, con quien hoy es el líder del partido que ostenta la categoría de primera fuerza política.

Lo sustancial, sin embargo, va más allá de estas consideraciones. Tiene que ver con la ciudadanía y la responsabilidad para con ella. ¿Qué presidente es este que no se atreve a comparecer ante su máximo rival y ante la población y qué talla ofrece con esa fuga Sánchez? ¿Qué descubre su espantada? Pues que el personaje es puro atrezzo, pura fachada y pura mentira. Vista el chamán la mona con la seda mas deslumbrante y lo envuelva en las banderas que quiera, pero la negativa al debate con Casado es la baza de la cobardía y el reconocimiento de su falta de talla política.

La baza de la cobardía

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