A la manera de Sánchez

comenta un veterano socialista, de los que han visto desde la barrera el salto a la fama de Sánchez, que el presidente “está solo con su éxito”. De modo que si fracasa, también se quedará solo con su fracaso. Una forma de reflejar su personalismo. O de decir que todo lo ha hecho a su manera, pues en realidad no cabe argumentar que el partido le haya llevado hacia el estrellato. ¿Y qué es triunfar a la manera de Sánchez? Según sus adversarios, los de dentro y los de fuera, es gobernar a golpes de efecto en función de lo que digan los sondeos.
“Al carecer de mayoría parlamentaria, no tiene otra forma de hacerlo”, dice mi interlocutor respecto a la debilidad de origen del presidente. Pero no solamente es la penuria en escaños lo que le hace frágil. En su seguimiento es imprescindible tener en cuenta el impacto de otros dos elementos menos manejados en los análisis del recién nacido Gobierno. Uno es la fractura interna del PSOE, por ahora acogida a los clásicos cien días de gracia. Y otro es su desganado discurso sobre la España y el Estado puestos en cuestión por quienes han hecho presidente a Sánchez. Por eso es desganado, por no incomodar a Podemos, denunciante del “centralismo monárquico” ni a los nacionalistas catalanes, que hablan sin parar, con descaro, del Estado “represor y demofóbico”.
Y en cuanto a las no cicatrizadas heridas de la confrontación de primarias entre Susana Díaz y Sánchez, está larvada. “Ya, pero el dinosaurio sigue ahí”, como suele decir un relevante líder regional del PSOE, antes de valorar la metodología de Sánchez en su apuesta ganadora contra Rajoy. “Antes se ganaban elecciones para formar gobiernos, mientras que ahora se forman gobiernos para ganar elecciones”, dice en alusión a la política de gestos con la que Sánchez está creando la sensación de que el socialismo parece haberse topado con un machadiano milagro de la primavera. Como si en su conquista de la Moncloa, algunas hojas nuevas le hubieran salido al olmo centenario del PSOE. Las que están o van a estar en el BOE.
Por ejemplo, una ofensiva contra la pobreza infantil, la revalorización salarial, salvar la vida de las víctimas que llaman a las puertas de la UE, guerra a la explotación laboral, democratización del Valle de los Caídos, revisión de la reforma laboral, mantenimiento del poder adquisitivo de los pensionistas, la regulación de la eutanasia... Pero todo eso está en la primera jugada. A la espera de que los gestos se conviertan en decisiones.

A la manera de Sánchez

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