Galicia y sus naufragios

ace siglos, la costa gallega –concretamente Fisterra– es punto de recalada de los buques procedentes del continente americano y paso de los que del resto del mundo arriban a Europa. Actividades marítimas, tanto comerciales, de pesca, militares como de construcción, mantenimiento o reparación de buques marcan su historia.
Debido a sus condiciones de abrigo, los grecorromanos, designaron como Portus Magnus Artabrorum al arco natural que hoy conforman las Rías de A Coruña, Ares y Ferrol. 
El intenso tráfico y condiciones adversas, ocasionó, ocasiona y ocasionará derelictos y catástrofes. No debe sorprendernos tener los medios idóneos para superarlas y reducirlas al mínimo es la cuestión. 
Nunca podrán eliminarse totalmente –somos humanos– como no pueden evitarse las catástrofes aéreas, en carreteras o de ferrocarril.
El buque maltés “Blue Star” nos volvía a recordar estas circunstancias. 
Afortunadamente, la emergencia, se resolvió profesionalmente y ahora repara en astilleros ferrolanos.
Como es costumbre en estas situaciones, algunos políticos, sin informes ni datos, volvieron a pronunciarse –ex cátedra– sobre la deficiente actuación de los servicios de salvamento marítimo, concluyendo que carecemos de medios como hace años.
Una revisión de accidentes marítimos –el “Polycomander”, año 1970, pasando por el “Urquiol” (1976); “Andros Patria” en en 1978; “Mar Egeo”, 1992; el “Prestige” en 2002; el “Anna”, que varó sin consecuencias en San Felipe en 2013; el mencionado “Blue Star” el pasado mes–, nos muestra que en cincuenta años se han registrado seis grandes siniestros en unas costas donde anualmente transitan 36.000 buques, contando los que recalan en nuestros puertos. El pasado año la Autoridad Portuaria ferrolana registro más de 1.000.
Decir que en años no se ha evolucionado en seguridad y nada ha cambiado invita a pensar que solo la ignorancia puede dar fruto a tales afirmaciones. Desde luego que algunas circunstancias no han cambiado, otras sí lo han hecho y mucho, y por supuesto todavía siempre se puede mejorar.
Ante una catástrofe, los medios, suelen consultar a expertos. En un incendio, se entrevista al responsable de bomberos. Si un edificio se viene abajo la explicación la da un arquitecto, que sabrá de cálculo de estructuras. En un accidente de carretera el agente de la Guardia Civil suele informar, en un siniestro aéreo, la opinión es de los técnicos de aviación civil.
Pues bien; ni antes ni ahora y no sé lo que ocurrirá mañana, en los temas marítimos rara vez se acude a la opinión de un Capitán o a un Jefe de máquinas, sean estos o no, de los servicios de salvamento. 
Se le pregunta al vecino que pasaba por la costa, al carnicero, al político, quizás médico o maestro, o sin profesión conocida como algunos, al químico de una refinería, véase el caso del “Mar Egeo”, que hablaba de radares como un experto. Probablemente estos profesionales jamás han pisado un barco, excepción hecha de la travesía Ferrol - Mugardos, pero da igual su palabra es dogma de Fe. Está claro que en esto poco hemos cambiado.
La Dirección General de Marina Mercante, ya en democracia, propuso la Ley de Puertos y Marina Mercante y se creó el Servicio de Salvamento Marítimo, ejemplo a seguir por muchos países por su organización, recursos humanos, medios marítimos y aéreos, torres de control, establecimientos de vías de navegación vigiladas o bases logísticas terrestres como la cercana de Vilar do Colo.
Otras de las mejoras, clave para afrontar estas emergencias, es la confianza del político en el profesional a la hora de tomar decisiones. Recordemos la evacuación de Fisterra, ordenada por un médico o “el barco al quinto pino” decidido por un ingeniero de caminos en el caso del “Prestige”. 
El fondeadero de Ares es idóneo y utilizado desde siempre, no supone un peligro incontrolable para el ecosistema, pero evidentemente se pueden mejorar las normas y medias que hay en la actualidad. 
Levar anclas en condiciones de mar adversas y en noche cerrada, es un riesgo evitable. Situación que ocurrió en los casos del “Mar Egeo” y el “Blue Star”. 
¿Cómo está la legislación actual en cuanto a formación de la gente de mar, las tripulaciones mínimas y los necesarios periodos de descanso? ¿Se respeta la decisión profesional de un Capitán a la hora de no hacer maniobra de entrada por considerarla peligrosa? Claro está que siempre se puede hacer más, incluso en aspectos que pasan desapercibidos.

Galicia y sus naufragios

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