SUBMARINOS

Hace unos días visité la base de submarinos de Cartagena, y gracias a la gestión de un buen amigo mío, tuve el privilegio de adentrarme en una de las tres unidades operativas que tenemos en estos momentos. La visita a un buque de estas características es una experiencia única que, lamentablemente, y como es lógico, no está al alcance de muchos. Por ello me permito ilustrarles de las duras condiciones de a bordo para que tomen conciencia del alto grado de sacrificio de las dotaciones que los marinan.
Porque una cosa es estar un rato en el interior del “puro” y otra estar casi un mes sin salir de él. Aunque el “bicho” tiene dos cubiertas, en realidad sólo una es habitable, pues en la inferior se encuentran los motores diesel y las baterías, accediéndose a ellas sólo cuando es estrictamente necesario. Yo, que soy muy curioso, no dudé un momento cuando me ofrecieron la posibilidad de adentrarme en estos espacios. La estrechísima escotilla por la que accedí (tenía uno que bajar recto como un palo, pues cualquier curvatura de la espalda o de la cabeza conllevaba porrazo seguro y doloroso) daba a un pasillo que a su vez, tras un giro de 90º daba a otro, en el que había que entrar necesariamente agachado, y que estaba flanqueado por los enormes motores diesel que le propulsan en superficie. Después de la claustrofóbica experiencia, recorrí la cubierta superior donde se sucedían los minúsculos servicios, cocina y camaretas, hasta que, al entrar en un sollado, me enseñaron una litera superior en la que, debido a su estrechez, había que dormir boca arriba sí o sí.
—Algunos muertos están más cómodos en su nicho–, pensé.
Tras pasar por la cámara de mando, llegué al espacio más amplio del sumergible, la cámara de torpedos y sollado de marinería, si bien me advirtieron que si el buque hubiera estado en servicio, ese espacio estaría tan saturado, o más, como todo lo anterior, pues allí, aparte de los ingenios, se almacena la comida.
El año que viene se conmemora el centenario del Arma Submarina, valgan estas líneas para reconocer la abnegada labor y espíritu de servicio de nuestros submarinistas.

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