Nada que reprochar

Hace unos días nos enteramos de la mala  noticia: los 22.500 millones de euros del contrato para la construcción de nueve fragatas para Australia (SEA 5000) ha sido adjudicado a la firma británica BAE Systems. Es evidente, como bien decía en su circular interna el presidente de NAVANTIA, Esteban García Vilasánchez, que en la decisión han influido otros factores que los meramente técnicos. Y en efecto, el gabinete de la que podemos definir como “Margaret Thatcher de mercadillo”, es decir, de la Sra. May, pretende firmar un acuerdo de libre comercio con Australia, y presentarlo como el primer éxito de este tipo tras el Brexit. La política, bien se sabe, es más poderosa que la razón. 
Si no, no se entiende que la oferta de Navantia no haya sido la elegida, más si cabe cuando hace poco más de un mes los analistas de la prestigiosa firma de “think tank” en materia de defensa de Australia (“Australian Strategic Policy Institute”), tras analizar las distintas ofertas, llegaron a la conclusión de que la propuesta española era la menos arriesgada y más económica. Pero qué duda cabe que, aunque parezca sorprendente, la realidad es que un país moderno como Australia no termina de quitarse el complejo de obediente colonia que rinde pleitesía a una reina que se encuentra a más de 15.000 kilómetros de distancia. No deseamos en absoluto que la apuesta de la Royal Australian Navy le salga rana, pero deberían haber recordado el fiasco que representó para ellos los submarinos clase “Collins”, diseño sueco revolucionario e innovador (forma de su casco de alto rendimiento, altísimo grado de automatización y bajo rango de detección) que se reveló costoso en su mantenimiento y raquítico en su operatividad en la mar.  De todas formas nada tenemos que reprocharles a los australianos, es su decisión, y esperemos que no se arrepientan, pero no podemos olvidar la confianza que hasta ahora nos han depositado en la constitución de su nueva flota en unos años en los que la crisis económica en España era realmente dura. Todo el personal técnico y militar desplazado a España tendrá siempre nuestro aprecio y cariño, y estoy seguro que los lazos de amistad y colaboración leal serán retomados en el futuro. El tiempo demostrará que las fragatas de BAE Systems no estarán a la altura de nuestras F-100, a pesar de que ambos proyectos casi tengan treinta años de diferencia.
Por cierto, y hablando de australianos, ha regresado a España el historiador John Houghton, al que acompañaré a Cartagena con objeto de que complete su visita a nuestros arsenales, y pueda así escribir con mayor conocimiento de causa, sobre la “Guerra del 98”, de la que se encuentra realizando un magno estudio.
 
 

Nada que reprochar

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