“Méndez Núñez”

ue conste que, sin tener toda la información precisa, en un primer momento sentí muy herido mi orgullo patrio tras conocer la decisión de la Ministra de Defensa de apartar del grupo de combate del portaaviones “USS Abraham Lincoln” a nuestra fragata “Méndez Núñez”. Y es que sólo en contadas ocasiones, alguna nación del planeta puede presumir de ello. Esto no significa otra cosa que la gran potencia del planeta, confía plenamente en nuestros medios materiales y humanos, lo que no es, como se dice vulgarmente, “moco de Pavo”. Otra cosa es que, sobre la marcha, se cambien parcialmente los objetivos de una misión, lo que implica, como es el caso, condicionantes políticos y técnicos que, en nuestra opinión, eran insalvables para nuestra nación y nuestro flamante buque. Me explico. España, al pertenecer a la Unión Europea, y depender en sus políticas de Defensa de sus socios, no puede acompañar a la flota norteamericana al Estrecho de Ormuz, al ser aquella una decisión unilateral del presidente Trump al margen de cualquier resolución de la ONU o de la OTAN. Además, como el objetivo es intimidar a Irán, podría ser que su presencia desencadenara una crisis que podría ser bélica, para lo cual nuestra fragata no estaría cien por cien preparada al no llevar completo su cargo de guerra.
Es lógica pues la decisión de Margarita Robles, si bien la comunicación a la opinión pública de ella no ha sido la más acertada, pues decir que “no era una decisión política sino práctica y técnica”, sencillamente, no se ajusta con exactitud a la realidad. Respecto al supuesto malestar que en el Pentágono existe por ello, en nuestra opinión, y aquí si coincido con el Gobierno, no debería ser tal, porque la protección al portaaviones de la US Navy está garantizada de sobra gracias a los cinco buques de superficie (tres destructores, un crucero y un buque logístico) y un submarino que lo acompañan. Además, en un momento dado, se podría presentar la 7ª flota... en otras palabras, que nuestra fragata no vaya no representa absolutamente nada, a nivel operativo, para la flota norteamericana. Parece que la embajada de los EEUU presentó al Ministerio de Exteriores una protesta informal...pero nada más. Quizás, lo más inteligente hubiera sido que nuestra fragata se hubiera quedado escoltando al buque logístico que, lógicamente, y ante una situación de crisis, se hubiera separado del grupo de combate por razones obvias.  Por otro lado entiendo la preocupación de los familiares... ¡cómo no se va a entender!, pero los que están a bordo de nuestro buque son unos excelentes profesionales y, ni que decir tiene, son plenamente conscientes de que desarrollan su actividad profesional en un buque de guerra. Lo sé porque lo viví en primera persona, y el temor o el miedo, en una situación de combate, no es una opción para su dotación. Todo esto que se está diciendo sobre que la decisión influirá negativamente a Navantia en el concurso para la fabricación de una veintena de fragatas, creemos que no tiene el menor fundamento. Me puedo equivocar con todo lo que digo, pero todo esto me suena a una sobreactuación para la galería por parte de ambas partes de inconfundible tinte electoral. 
 

“Méndez Núñez”

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