HISTORIAS DEL VERANO MARINERO DE AYER (Y II)

Hace algún tiempo, durante la investigación de los orígenes e historia del dique de La Cabana, mi amigo Antonio Mon, presumiendo de edad, me ilustró sobre el uso que, en la década de los años cincuenta y sesenta se hizo de la decimonónica obra hidráulica.
Abandonada su actividad industrial, a alguien se le ocurrió que se podrían aprovechar los terrenos aledaños para crear un complejo lúdico. 
Para ello se decidió proceder al derribo de la chimenea de la antigua refinería, siendo empleados sus ladrillos en afianzar los muros de contención y en la fabricación de la propia instalación.
De esta manera nacería la pista de baile más famosa de Ferrol, que llevó el sugerente nombre de “Brisas del Mar” (o “Parque Brisas del Mar”).
Aparte del baile, durante sus primeros años de funcionamiento y durante el verano, también acudían al lugar familias enteras para pasar allí la tarde, aprovechando el entorno como improvisado merendero, y el dique, como “accidental piscina”. 
Regresando a la pista de baile, al parecer, y en una primera época, la entrada era gratuita, aunque debido a su éxito pronto se empezó a cobrar por acceder al recinto. 
El domingo, como era lógico, era su “día grande”, pues se daban cita un gran número de jóvenes con ganas de pasarlo bien y por qué no, encontrar a la pareja de su vida.
Al pasear hoy por La Cabana a uno se le hace muy difícil imaginar aquellos tiempos. 
El abandono del dique y de los edificios anejos no deja de sorprenderme e indignarme.
¿Costaría tanto dinero poner una puerta en el dique, limpiarlo y habilitar las construcciones aludidas como museo? 
Yo creo que no, que lo que falta realmente es la  voluntad y el coraje de poner en valor un patrimonio único. Mientras tanto, los años van pasado y la ansiada publicación en el DOG de su declaración como BIC sigue sin producirse.
 

HISTORIAS DEL VERANO MARINERO DE AYER (Y II)

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