Imprevisible Trump

Tras la noche, llega el amanecer. Como cada día que se va y uno nuevo que alumbra. Pero éste es sin duda revolucionario. Un tobogán o montaña rusa a máxima velocidad. Un riesgo difícil de controlar. A priori el sistema ha volado controladamente por los aires. Tras el terremoto electoral la incógnita primaria ha sido desvelada, la segunda y principal aún no. Nadie sabe cómo será la presidencia de un imprevisible, incierto, incontrolable a priori Donald Trump. Tiempos de volatilidad y profunda inestabilidad. ¿Cambiará su actitud, su discurso, sus maneras una vez se convierta en el 45 presidente de EEUU? Hoy como ayer muchos se hacen la misma pregunta, no exenta de vana retórica, ¿cómo ha sido posible? Lo mismo se preguntaron en la convención republicana cuando Trump aun contra de los prebostes y dinastías del partido republicano se impuso y machacó uno tras otro a todos los candidatos. ¿Cómo ha sido posible que un martes de noviembre millones de norteamericanos a pesar del discurso, de la agresividad, de la bravuconería de un charlatán aparente, le han preferido a Clinton anclada a priori en la estabilidad, el orden y ciertas garantías en lo económico y en las relaciones internacionales?, ¿por qué Clinton ha suscitado tanta animadversión y recelo amén de poca confianza para una inmensa mayoría de norteamericanos?
¿Ha basculado América hacia el populismo o ha vuelto a la mítica de un “sueño americano” que nunca fenece? Todo es posible en este inmenso país, incluso que alguien como Trump acabe conquistando la presidencia de un país más fracturado que nunca, con mucha desigualdad, con muchas minorías que “acorralan” la mentalidad puritana de muchos blancos que se han sentido esencia y bastión de un país hoy en declive para ellos. La demagogia y un falso populismo disfrazado de apelaciones nostálgicas al pasado y a la grandeza de antaño de un imperio hoy más vulnerable y con menos prestigio en el mundo, o así es como se sienten millones de norteamericanos, se han dejado seducir por un candidato del que al mismo tiempo recelan y recelarán.
Trump es parte del sistema, no un antisistema. No nos equivoquemos. Forma parte de todo ese tejido y gran corpus lobista que estructura e institucionaliza el país, pero dice lo que ningún político se atreve, proclama tal sarta de incongruencias y críticas, pone y sojuzga a los pies de los caballos toda la manera de hacer política por el establishment washingtoniano que el pueblo le ha preferido a él. Sabedor de su verborrea incontenible, consciente de sus limitaciones para ser comandante en jefe, conocedor de que ni siquiera tiene definido un programa de gobierno, pero es distinto a todo lo visto.
¿Qué hará y con qué equipo lo hará? ¿Que hará en relaciones comerciales toda vez que ha mancillado y ridiculizado los tratados de libre comercio y apostado por el proteccionismo? ¿Qué hará con el multilateralismo debilitado de Obama? ¿Rearmará a EEUU?, y en lo económico, ¿bajará impuestos y disparará la deuda y el gasto público? ¿Y en Oriente Medio el sempiterno avispero? ¿Qué posición habrá con Israel y los palestinos, con Irán, con Arabia Saudí después de lo dicho en la campaña? ¿Y Cuba? Trump despierta a América de una pesadilla. Pero esta no ha hecho más que empezar.

Imprevisible Trump

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