La última vez que el Instituto Nacional de Estadística (INE) preguntó sobre los hábitos sexuales de los españoles excluía a los mayores de 49 años, muchas empresas no se leen los currículums de candidatos mayores de 55, la edad determina algunos tratamientos médicos y se mantienen frases estereotipadas.
Llegó el momento de “echar el alto” a la discriminación por edad, plantea la directora del Instituto de los Mayores (Imserso), Mayte Sancho, “una de la lacras más importantes que padecen las personas que envejecen y la sociedad en su conjunto”.
“El edadismo está tan introducido en la población que a veces ni nos damos cuenta; hablamos de ‘nuestros mayores’, ese lenguaje infantiliza y abre la puerta a un trato inadecuado a un grupo de población que son diez millones de personas”.
“La infantilización tiene un peligro terrible y también el no respetar a los mayores en la toma de decisiones; estamos ya tan acostumbrados a ello que es el momento de planteárselo”, insistió Sancho esta semana en el seminario ‘El fenómeno del edadismo’ de la Fundación Mapfre y la Universidad Carlos III.
Según la Organización Mundial de la Salud, la mitad de la población sufre algún tipo de edadismo.
Cada vez más personas optan por trabajar más allá de la edad legal de jubilación: las jubilaciones demoradas se duplicaron y la edad media de jubilación supera los 65 años. En algunos países prolongar la vida laboral es una línea prioritaria de intervención, explicó Carlos María Alcover, de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).
En España, la ministra de Seguridad Social Elma Saiz lanzó una propuesta que quiere avanzar de la mano del diálogo social. “Quien quiera prolongar su vida laboral, que lo haga voluntariamente” y con ventajas en su pensión, planteó.
Pero en el ámbito laboral también quien se pone topes y ve frenada su trayectoria por la edad. “Yo ya no puedo crear una empresa a esta edad”, o “Ya no estoy para eso”, son ejemplos de ello, señaló Tomás Arrieta, de Fundación AGE. Para el director del Centro de Investigación Ageingnomics, Juan Fernández, “se observan ya notables casos de edadismo en el mundo laboral” y “empieza a ser urgente acabar con ello”.
La Ley de Igualdad de Trato y la No Discriminación de 2022 prohíbe la discriminación por edad “pero es un catálogo de buenas intenciones; necesitamos concienciar a la sociedad sobre los males del edadismo”, añadió Fernández.
“A partir de los 50 empiezas a ser diferente en el ámbito laboral y no siempre de manera positiva”, sostuvo Alcover. “Incluso en algunos organismos internacionales se fija esa edad en los 45, seguimos con esquemas mentales del siglo XIX, hay que cambiar las percepciones”.
Los mayores son más vulnerables ante ciberataques y lo reflejan las cifras de victimizaciones. Ante la evidente brecha digital, los expertos coinciden en la necesidad de la formación.
Los mayores de 65 años son el grupo en el que más creció en el uso de internet (en relación con su población), pero también aumentaron las víctimas digitales, explicó Esther Sitges, de la Universidad Miguel Hernández.
“Muchas veces el daño emocional es más grande que el económico, hacen que aumente la cifra negra porque no se denuncian esos casos, en ocasiones para que no se enteren sus hijos”, argumentó la investigadora.
La psicóloga sanitaria del Instituto ACT, de la Universidad de Zaragoza, Alejandra Chulián, alertó del impacto de estereotipos negativos hacia la vejez que se mantienen y que se reproducen en la publicidad o en conversaciones cotidianas.
“Pareces una vieja, todo el día quejándote”, “Te has jubilado, ahora a descansar”, “Juventud divino tesoro”, “La vejez es para estar donde están los hijos”, son algunos ejemplos. “No se ajustan a su realidad y les afectan desde el punto de vista emocional”, señaló Chulián.
En Sanidad, Sandra Pámies, de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, destacó que “el 85% de los estudios revelan que la edad determina algunos tratamientos”. En Urgencias, a veces, se vinculan caídas y personas mayores. Se hace la asistencia por lesiones, pero no se investigan causas, ni se practican intervenciones preventivas en muchas de ellas, expuso Ana García, del Hospital Clínic Barcelona.
“Mejorar las competencias tecnológicas de los sénior, generar espacios de participación social y educativa y reducir estereotipos entre generaciones implica favorecer el acercamiento digital entre generaciones y reduce el edadismo”, propone Silvia Martínez De Miguel, profesora de la Universidad de Murcia.